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IBP y riesgo de demencia



Recientemente se ha publicado información sobre la posible relación de los inhibidores de la bomba de protones (IBP) y el deterioro cognitivo.

Uno de los estudios que inducen a pensar en esa posible relación fue publicado en 2016 por Willy Gomm y colaboradores. En este estudio se incluyó una cohorte de 74.000 personas mayores de 75 años que tomaban algún IBP con regularidad, a los que se les realizó un seguimiento entre 2004 y 2011.

Este estudio prospectivo observacional demostró que las persona que toman algún IBP con regularidad, presentaban un aumento del 44% en el riesgo de demencia, en comparación con las personas de la misma edad que no utilizan esos fármacos. El estudio establece una asociación, no un vínculo causal. Los autores indicaban que se necesitarían ensayos clínicos prospectivos y aleatorios para examinar esta conexión con más detalle.

Entre los posibles mecanismos procedentes de estudios de investigación previos con ratones, se atribuía a que el uso de IBP aumentaba los niveles de β-amiloide en los cerebros.

En 2016 John Cooke y colaboradores, publicaron los resultados de un estudio diseñado para estudiar el efecto a largo plazo de los IBP sobre la disfunción endotelial y la senescencia e investigar el mecanismo implicado en la disfunción vascular inducida por el IBP.

Los resultados más significativos del estudio fueron que el uso crónico de IBP acelera el envejecimiento de las células endoteliales. En este estudio el esomeprazol aceleraba el envejecimiento endotelial; deteriorando la función lisosomal y la proteostasis, provocando un aumento en el estrés oxidativo, disfunción endotelial y envejecimiento, al reducir la longitud de los telómeros. Los daños en el revestimiento de los vasos sanguíneos podrían conducir a ataques cardíacos, demencia y ER crónica.

Para los autores esta evidencia es mayor que las previas procedentes de estudios observacionales. Indican que los médicos habían estado pensando que los IBP son específicos para la bomba de ácido en el estómago, pero que es muy probable que se vean afectadas otras bombas. Aconsejan que hasta disponer de más evidencia los médicos deben ser más cautelosos en la prescripción de IBP, espacialmente a largo plazo en población mayor. Los IBP deben considerarse a corto plazo sólo para el alivio de los síntomas de ERGE.