Publicidad banner vacunaccion sevilla es

Vitamina D y salud cardiovascular



La vitamina D ha pasado de ser solo una vitamina relacionada con la salud mineral ósea, a ser una importante prohormona con múltiples efectos en diferentes tipos de tejidos y en diversos procesos fisiológicos. La 1,25-dihidroxivitamina D [1,25(OH)2D] actúa como mensajero químico y puede inducir respuestas a nivel genómico (regulando la transcripción de genes) y no genómico, una vez se une a su receptor VDR, el cual se expresa en numerosos tejidos y estirpes celulares, entre ellos el endotelio, las células musculares lisas y los miocitos.

En modelos experimentales se ha comprobado que la 1,25(OH)2D regula directa o indirectamente, unos 200 genes, entre los que se incluyen los involucrados en la producción de renina por el riñón, insulina por el páncreas, secreción de citocinas por los linfocitos, producción de catelicidina por los macrófagos, crecimiento y proliferación de los cardiomiocitos y de las células musculares lisas.

Diferentes estudios epidemiológicos de tipo observacional han relacionado la deficiencia de vitamina D con un mayor riego de aparición de hipertensión arterial, diabetes mellitus, síndrome metabólico, hipertrofia ventricular izquierda, insuficiencia cardíaca congestiva e inflamación vascular crónica.

En estudios prospectivos de seguimiento se ha señalado una correlación entre la deficiencia de vitamina D y la morbimortalidad cardiovascular. Así, el riesgo de  episodios cardiovasculares graves (infarto de miocardio mortal y no mortal, isquemia, ictus o insuficiencia cardíaca) fue un 53-80% mayor en los sujetos con hipovitaminosis D en los 1.739 participantes del Framingham Offspring Study en prevención primaria. Esta relación se ha confirmado en un reciente metaanálisis, realizado por Schöttker et al. en 2014, de ocho estudios prospectivos de EE. UU. y Europa.

Sin embargo, y dada la naturaleza observacional de la mayor parte de los estudios realizados, los hallazgos descritos representan sólo asociaciones y no implican causalidad, por lo que desconocemos si la corrección del déficit de vitamina D puede conllevar beneficio clínico en términos de reducción de morbimortalidad cardiovascular.

En el mayor ensayo hasta la fecha, el Women's Health Initiative, que se centró en una intervención de siete años con vitamina D y calcio en mujeres posmenopáusicas, no se observó una reducción de los eventos cardiovasculares adversos. Sin embargo, el estudio se había diseñado para observar las fracturas óseas y la dosis de vitamina D que se utilizó era muy baja, de 400 UI al día.

La hipótesis de que puedan ser necesarias dosis más altas de vitamina D para obtener ese beneficio cardiovascular es una de las que ha servido de base en el diseño del estudio VITAL (VITamin D y OmegA-3 TriaL), financiado por el National Institutes of Health y dirigido por el Brigham and Women's Hospital (afiliado de la Harvard Medical School), actualmente en curso, con más de 25.000 participantes (hombres mayores de 50 años y mujeres mayores de 55 años, sin enfermedad cardiovascular previa) asignados a recibir un suplemento diario de Vitamina D3 (2000 UI) o placebo durante 5 años. Este estudio, tendrá previsiblemente el suficiente poder estadístico para dar una respuesta sólida sobre el efecto de la suplementación con  dosis altas  de vitamina D en la reducción de la morbimortalidad cardiovascular.