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Estado nutricional y hábitos alimentarios en niños españoles


Dra. Rosaura Leis Trabazo | Pediatría

Hospital Clínico Universitario de Santiago, Santiago de Compostela


El Estudio ALADINO 20191 en niños españoles de 6-9 años, de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) observa una prevalencia de sobrepeso del 23,3% y de obesidad del 17,3%. Los datos alentaban el optimismo, ya que parecía frenarse el aumento progresivo de los últimos años. Sin embargo, en la postpandemia COVID-19 los estudios parecen reflejar de nuevo un incremento de la malnutrición por exceso y de los trastornos del comportamiento alimentario.

Para establecer estrategias de prevención e intervención nutricional se hace necesario conocer los hábitos de consumo. En este sentido, el estudio más reciente es el EsNuPI2, llevado a cabo en niños de 1 a 9 años, que viven en ciudades de más de 50.000 habitantes. En él se realizaron registros de consumo de 24 horas, cuestionarios de frecuencia de consumo de alimentos y de actividad física. Además, por primera vez se comparan dos cohortes en función del tipo de leche consumido (leche de vaca o leches enriquecidas).

EsNuPI observa una ingesta elevada de grasas, fundamentalmente saturadas y el no cumplimiento de las recomendaciones para la ingesta de ácidos grasos esenciales (AGE) y ácidos grasos poliinsaturados (AGP) n-3, principalmente ácido docosahexaenoico (DHA). También evidencia que los consumidores de leches enriquecidas, se acercan más a las recomendaciones de ingesta de omega-3, aunque no las alcancen. La ingesta de DHA en ellos es casi 5 veces superior a la de aquellos que consumen leche de vaca.

Cuando evalúan cuáles son los alimentos que aportan DHA a la dieta de estos niños, se observa que en los consumidores de leche de vaca, el principal aporte proviene del pescado, mientras que en los de fórmulas enriquecidas proviene de la leche.

Todo ello, evidencia el bajo consumo de pescado y la necesidad de promocionar la adherencia a los estilos de vida tradicionales, mediterráneo y atlántico. Además, debemos tener presente que el consumo de leches infantiles enriquecidas podría ayudar a cumplir las recomendaciones de grasas totales, saturadas, esenciales y poliinsaturadas, especialmente omega-3.


Bibliografía y referencias: