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¿Existe relación entre el rendimiento escolar y las horas de sueño?


Dr. Gonzalo Pin Arboledas | Pediatría

Hospital Quironsalud, Valencia


Los cambios rítmicos de nuestras funciones biológicas a lo largo de las 24 horas del día son el objeto de estudio de la cronobiología; de la misma manera, los cambios psicológicos y de rendimiento intelectual que acontecen a lo largo del día de manera rítmica son el objeto de estudio de la cronopsicología; a la crononutrición, por su parte, le corresponde el estudio de la relación de los horarios de alimentación con el resto de los ritmos biológicos y la salud.

Los conocimientos sobre la influencia de los ritmos biológicos estudiados por la cronobiología, la cronopsicología y la crononutrición en el estado de salud de los niños están aumentando de una manera exponencial si revisamos la literatura de los últimos años. Sin embargo, su estudio todavía no ocupa un lugar destacado en la formación del pediatra.

Dentro de estos ritmos biológicos el sueño de mala calidad, de menor duración del que precisa el estudiante y/o con horarios irregulares contribuye a disminuir el tiempo en el que éste puede mantener la atención de manera continuada y, al mismo tiempo, deteriora la memoria de trabajo. Así pues, la calidad del ritmo vigilia-sueño es un factor básico que condiciona el rendimiento escolar.

Por otro lado, Testut demostró en los años 90 del siglo pasado que los estudiantes no aprenden ni rinden por igual durante todas las horas del día (F. Testut: Cronopsicología y rendimiento escolar, 1992). De manera que, un rendimiento escolar adecuado no se determina exclusivamente por la habilidad académica del estudiante. En él intervienen factores como el estado físico, las habilidades sociales, la madurez emocional, las habilidades lingüísticas y cognitivas así como la sincronía circadiana de los diferentes ritmos biológicos. Todos estos factores están influenciados por la calidad y cantidad del período de descanso-sueño.

Por ello, el papel de educador sanitario de hábitos saludables del ciclo vigilia-sueño, de los horarios de alimentación y de la adecuación de las actividades del niño a sus ritmos biológicos y psicológicos, del pediatra de Atención Primaria desde lo primeros contactos con la familia es fundamental a la hora de prevenir, en gran medida, el fracaso escolar.

En ese sentido, la adolescencia en sus primeros estadios es un período especialmente crítico por el retraso fisiológico de la secreción nocturna de melatonina y la disminución de la carga homeostática del sueño presentes en esas edades. El reloj biológico del adolescente es menos sensible a la luz a primeras horas de las mañanas (cuando la exposición lumínica favorece el avance de la hora de sueño) mientras es más sensible a la luz a últimas horas de la noche (cuando la exposición lumínica favorece el retraso de inicio de fase de sueño). La prevención de los posibles problemas que estos cambios fisiológicos ocasionan al adolescente debe realizarse desde las primeras etapas de la vida aportando conocimiento sobre la influencia del respeto a los biorritmos en las diferentes etapas de la evolución.

Aumentar la oportunidad de sueño y favorecer un sueño con un ritmo regular desde las primeras etapas de la infancia, es esencial para mejorar la memoria de trabajo del estudiante. Memoria de trabajo que es enormemente sueño-dependiente.

La relación tiempo de sueño adecuado y mejor rendimiento escolar se ha demostrado en multitud de trabajos científicos así como la mejoría del rendimiento escolar asociada al retraso horario del inicio escolar y a la adecuación de la distribución horaria de las materias a los ritmos cronopsicológicos. Lo podemos ver en la siguiente FIGURA:

tabla que compara el rendimiento escolar frente a más tiempo de sueño
Figura 1: Mejoría del rendimiento escolar frente a más tiempo de sueño

En el estudio SAHSTU (Sleep Habits in Student's Performance) financiado por la Unión Europea dentro del programa Erasmus+ pudimos demostrar cómo una adecuada coordinación horario escolar- ritmos biológicos junto con una mejor higiene de sueño favorece un mejor rendimiento escolar que se mantiene en el tiempo.

De manera que a la hora de diseñar los horarios escolares en las diversas etapas se deben tener en cuenta todos los factores implicados en el rendimiento escolar y, entre ellos, no deben faltar las enseñanzas derivadas de la cronobiología, la cronopsicología y la crononutrición:

Para la salud, la conducta y el aprendizaje el “cuándo” realizamos una acción es tan importante como “qué acción realizamos” y el “cómo la realizamos”.

Estas razones justifican el papel del pediatra de Atención Primaria como un asesor experto de familias y docentes a la hora de diseñar la distribución horaria de las actividades en las diferentes etapas de la edad pediátrica. Este papel exige, como es lógico, la adecuada formación del profesional de la pediatría en esta área de la cronobiología en relación con la salud infantil y la calidad de vida. Esto es, la formación en la pediatría del siglo XXI.

El adecuar el inicio del horario escolar a la fisiología del ritmo circadiano de cada etapa de la infancia reduce el jet lag escolar que sufren la mayoría de los estudiantes contribuyendo a esta mejoría del rendimiento escolar.

De manera que como ya hemos expresado en otras ocasiones:

  1. El respeto horario a los biorritmos mejora la calidad de vida de los alumnos, su rendimiento y comportamiento haciendo más eficiente el trabajo de los educadores.
  2. Mejorar el sueño en tiempo, ritmo y calidad mejora la vigilia del alumno, le permite mantener la atención, mejorar su conducta y rendimiento.
  3. El comedor escolar es un arma irrenunciable para fomentar la igualdad en educación nutricional.
  4. Todo parece indicar la conveniencia de un horario escolar de inicio entre las 08:30-09:00 según las edades, con una distribución de materias en función de los momentos de mayor atención del alumnado, con respeto a los ritmos derivados de la crononutrición favoreciendo la comida de medio día en horario de 13:00 a 14:00 y finalizando la actividad escolar alrededor de las 16:30.


Bibliografía y referencias: