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Medicina reguladora



El organismo humano es un sistema extremadamente complejo cuya estabilidad y mantenimiento dentro de unos limites fisiológicos (homeostasis) depende de la interacción de los distintos subsistemas que lo componen. Para mantenerse dentro de dichos subsistemas, la mayor parte de los procesos vitales son controlados o dirigidos por sistemas de autorregulación (SAR) interactivos que suelen utilizar sistemas de retroalimentación (feed-back).

Las intervenciones terapéuticas orientadas a influir o modular estos sistemas de autorregulación y respetando siempre el carácter de control biológico de los mismos, se incluyen en el concepto de medicina biorreguladora.

Medicamentos con acción biorreguladora

Frecuentemente este tipo de medicamentos están compuestos por principios activos de origen natural en bajas dosis.

Se llama “dosis” a la cantidad de sustancia necesaria para producir cierto efecto. Las curvas de dosis-efecto demuestran la relación entre la dosis y la magnitud del efecto gradual en un individuo o una población. Esas curvas pueden adoptar diferentes formas, dependiendo de las distintas sustancias que se estudien. Pueden ser lineales (a mayor dosis mayor efecto), pero con más frecuencia no lo son. La “hormesis” es un fenómeno de dosis-respuesta caracterizado por una estimulación a dosis bajas y una inhibición a dosis altas. Más exactamente, se trata de una relación de dosis-tiempo-respuesta. Este tipo de respuesta es la que ya en 1888 describió Schulz. Se reconoció ya en esa época que la respuesta estimuladora de las dosis bajas actuaba como una respuesta compensadora frente a agentes tóxicos. Este efecto fue más tarde confirmado por otros autores y actualmente revisado por Calabrese (Figura 1).

Las curvas de dosis-efecto demuestran la relación entre la dosis y la magnitud del efecto gradual en un individuo o una población.
Figura 1

Esta dependencia inversa de efectos fisiológicos en dosis mínimas, hace que sea posible el desarrollo de medicamentos con concentraciones mínimas de un componente activo.

Por ejemplo, pequeñas dosis de árnica montana, tienen efectos curativos mientras que altas dosis resultan toxicas. La investigación ha indicado que la helenalina y la dihidrohelenalina, dos de los esteres activos principales en árnica, interfieren con diversos procesos inflamatorios.

El mecanismos de acción por el cual una sustancia tiene ese doble efecto inhibidor o estimulador dependiendo de la dosis, no está totalmente aclarado y puede ser multifactorial y variar de unas sustancias a otras investigaciones en el campo de la inmunología, han ayudado a entender mejor muchas de las respuestas conocidas de sustancias tradicionalmente utilizadas por su acción terapéutica.

A principios de este siglo, H.L. Weiner, describió el fenómeno de la tolerancia inmunológica frente a antígenos administrados a bajas dosis. En la misma época, Heine describió el mecanismo llamado de “reacción de asistencia inmunológica” que podría explicar la acción de muchos medicamentos biorreguladores utilizados a bajas dosis. De manera general, las microdosis de estos medicamentos cuando se administran, ya sea por vida oral, o por vía nasal, intravenosa, subcutánea o intramuscular, se enfrentan directamente y de forma inespecífica a los macrófagos/monocitos.

Tras la fagocitosis, los macrófagos, expresan un “motivo” antigénico de estas sustancias a su superficie. Aquí se ligan al complejo principal de histocompatibilidad. De este modo los “motivos” antigénicos se hacen reconocibles para los linfocitos vírgenes TH0 que se diferencias así en linfocitos TH3 reguladores. En las áreas de desregulación, especialmente en zonas de inflamación, las células TH3 son atraídas gracias a una mecanismo químico (factores del complemento, quimiocinas etc). Las células TH3 se estimulan para secretar las citoquinas antiinflamatorias (TGF beta principalmente y en menor medida IL4 e Il10).

El TGF beta es la citosina antiinflamatoria mas potente del organismo. Hay que decir que la reacción de asistencia inmunológica, solamente se puede desarrollar en el rango de dosis bajas de antígeno (aproximadamente desde un microgramo hasta una máximo de 1 gramo por kg de peso corporal).