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¿Qué relación tiene la microbiota intestinal con el sistema inmunitario?


Dr. Guillermo Álvarez Calatayud | Pediatría

Hospital Gregorio Marañón, Madrid


En el intestino la microbiota contribuye a dos funciones principales, nutrición y defensa, existiendo un alto potencial de intercambio entre la microbiota y el sistema inmunitario, ya que el 70-80% de las células inmunitarias residen en el intestino. En él, el sistema inmunitario está compuesto por varios tipos de tejido linfoide. Por ejemplo, las placas de Peyer, conocidas como tejido linfoide asociado al intestino (GALT), que son importantes tanto para las defensas frente a los patógenos como para la tolerancia frente a los alérgenos alimentarios y ambientales. Por ese motivo, el intestino juega un papel indispensable en el desarrollo y mantenimiento del equilibrio inmunitario y las interacciones entre las comunidades microbianas son esenciales en la maduración del sistema inmunitario en los primeros años de nuestra vida.

¿Qué papel tiene la microbiota intestinal en las alergias?

Se ha demostrado que existen diferencias en la composición y actividad del microbioma intestinal entre los pacientes sanos y atópicos, de manera que en estos últimos hay una menor colonización de bífidobacterias y lactobacilos. Se desconoce si los cambios en el microbioma llevan a la condición alérgica o viceversa. La hipótesis de la higiene sugiere que el incremento de las enfermedades alérgicas se relaciona con la disminución de exposición a las infecciones. Los linfocitos Th2 están implicados en la génesis de las enfermedades alérgicas, mientras que los linfocitos Th1 protegen de ellas. El desequilibrio de los linfocitos Th1/Th2 a favor de las Th2 condiciona la aparición de estas enfermedades. Factores que favorecerían la respuesta Th2 serían la exposición a la antibioterapia, las vacunas, el estilo de vida occidental, el ambiente urbano, la dieta pobre en oxidantes, el bajo consumo de omega-3 y elevado de omega-6. Entre los factores protectores y estimulantes de respuesta Th1 tendríamos las familias numerosas, asistir a la guardería (exposición temprana a microorganismos), ambiente rural y el uso de probióticos.

¿Tienen eficacia los probióticos en la prevención de las infecciones?

El efecto beneficioso del empleo de probióticos en la prevención y el tratamiento de las enfermedades infecciosas se sustenta sobre la capacidad inmunomoduladora de este tipo de microorganismos sobre la microbiota y el sistema inmunológico. En la revisión Cochrane, publicada por Hao en 2015 y que incluye 13 ensayos clínicos con un total de 3.720 participantes de todas las edades, los autores concluyeron que las personas que consumieron probióticos frente al placebo presentaron menos infecciones respiratorias de vías altas, con menor duración de las mismas, reducción del uso de antibioterapia y menor absentismo laboral. Por otro lado, desde hace décadas sabemos que hay una predisposición individual en la respuesta inmune a las vacunas y la microbiota intestinal, pues al jugar un papel esencial en el desarrollo y la regulación del sistema inmunológico, su estructura y composición podrían condicionar la manera en que los individuos pueden responder a las vacunas.

Consejos desde Farmacia: ¿por qué recomendar un probiótico?

En relación al empleo de probióticos en personas sanas para reforzar el sistema inmunitario, aunque la mayoría de los estudios realizados hasta la fecha presentan gran heterogeneidad, se ha encontrado en algunos de ellos un efecto beneficioso como, por ejemplo, tanto en la reducción de la sintomatología derivada de las infecciones como en la duración de los episodios o en la prevención del eczema atópico en niños de familias con alta incidencia de alergias. Pese a que ha habido numerosos avances en el empleo de los probióticos en la modulación de las respuestas del sistema inmunitario, son necesarios más estudios con mayor nivel de evidencia para recomendar de manera rutinaria su utilización, ya que los resultados no son concluyentes. Conviene tener en cuenta que los efectos de los probióticos dependen del tipo de cepa, dosis, duración del tratamiento y población objeto de estudio. En la tabla podemos observar las posibles dianas terapéuticas del empleo de probióticos por su capacidad inmunomoduladora. Grupos poblacionales que se podrían beneficiar de su utilización podrían ser los lactantes que acuden a la guardería, los adultos en situaciones de estrés o los ancianos que viven en residencias donde se ha observado que consumen dietas poco equilibradas.

Tabla 1: Posibles indicaciones del empleo de probióticos en personas sanas para reforzar su sistema inmunitario.
Prevención de las alergias en la infancia
Prevención y tratamiento de infecciones (gastrointestinales, respiratorias y urogenitales)
Adyuvantes como respuesta de formación de anticuerpos en la vacunación
Mejoría en enfermedades inflamatorias y trastornos funcionales digestivos
Diferentes estados de ánimo o situaciones de estrés (escolar, laboral, deportistas, etc.)
Como complementos de dietas restrictivas o poco equilibradas
En la prevención de la obesidad y el síndrome metabólico
Aumento de las defensas en población anciana
Trastornos del comportamiento (autismo, enfermedad de Alzheimer, etc.)
Prevención de diferentes tipos de cáncer
Prevención de enfermedades autoinmunes

Bibliografía y referencias:

  1. De la Fuente, M, Martín Villa JM. El sistema inmunitario. En: Álvarez-Calatayud G, Marcos A, Margollés A (Eds.). Probióticos, prebióticos y salud: Evidencia científica. Madrid: Ergon; 2016. p. 133-140
  2. De la Fuente, M. Los probióticos en el envejecimiento. Efectos sobre el sistema inmunológico. En: Guía de Buena Práctica Clínica en Geriatría: Papel de la microbiota y empleo de probióticos en adultos y mayores. SEGG. España. 2017. p.59-70. 
  3. Hao Q, Dong BR, Wu T. Probiotics for preventing acute upper respiratory tract infections. Cochrane Database Syst Rev. 2015:CD006895.
  4. Nova E, Redondo N, Gómez S, Marcos A. Probióticos y sistema inmune en las diferentes etapas de la vida. En: Marcos A (Ed.). Inmunonutrición. 2ª edición. Madrid: Interamericana; 2020. p.377-387.