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Técnicas diagnósticas en alergia basadas en la demostración de IgE específica


Dr. Pablo Rodríguez del Río | Alergología

Hospital Universitario Infantil Niño Jesús, Madrid


Aunque el diagnóstico en cualquier patología en alergia se basa en una anamnesis detallada que nos permitirá tener una sospecha diagnóstica del agente causal, es necesario confirmar esa sospecha mediante la demostración de mecanismo inmunológico.

En el caso de las patologías mediadas por inmunoglobulina E (IgE) específica , especialmente alergia a alimentos o a aeroalérgenos, las técnicas más extendidas en la práctica diaria son la realización de pruebas cutáneas o la identificación de IgE sérica in vitro. En el contexto de la investigación clínica, hay otros procedimientos no asociados a la actividad de la IgE que son de utilidad, como por ejemplo, el test de activación de basófilos, aunque la rentabilidad y aplicabilidad de estas técnicas a gran escala está todavía en estudio.

Las pruebas cutáneas más frecuentes, denominadas “prick-test”, consisten en la colocación del extracto alergénico representativo de la fuente natural sobre la piel, traspasar esa pequeña cantidad de extracto con una lanceta de 1 mm de punta y depositar a nivel intraepidérmico una pequeña cantidad de proteína. En caso de que el paciente esté sensibilizado, la proteína se unirá a las moléculas de IgE fijadas en las membranas de los mastocitos cutáneos, haciendo que se degranulen localmente y produzcan un habón, que se interpretará como una respuesta positiva si su diámetro supera los 3 mm. La correcta realización de estas pruebas implica aplicar sobre la piel del paciente un control positivo (histamina) y un control negativo (suero salino) que nos indicarán si hay falsos negativos o positivos respectivamente. En algunos casos, especialmente en el diagnóstico de alergia a fármacos, se pueden realizar pruebas intradérmicas para aumentar la rentabilidad diagnóstica, aunque éstas conllevan riesgo de reacción sistémica y deben realizarse solo en entorno hospitalario. Las ventajas del empleo de las técnicas cutáneas es su alta sensibilidad y el bajo coste de su realización.

La cuantificación de IgE sérica implica la detección de inmunoglobulina E en el torrente circulatorio y se realiza mediante diversas técnicas de inmunodetección in vitro (RAST, ELISA, microarray, y Western-Blot, entre otros). Comparado con el diagnóstico cutáneo, aporta la ventaja de que tiene menor riesgo que las pruebas intraepidérmicas, que los extractos que se emplean en las técnicas comerciales están estandarizados y que con una sola extracción podemos realizar multitud de determinaciones. Además, hay que tener en cuenta que nos permite identificar el agente causal a nivel molecular, y no meramente la identificación de la fuente natural. Cada fuente alergénica completa está constituida por distintas proteínas responsables de su capacidad inmunológica y cuya detección particular se conoce con el nombre de diagnóstico molecular. El desarrollo del diagnóstico molecular, o diagnóstico por componentes, ha supuesto un avance muy importante en la capacidad diagnóstica con importantes implicaciones tanto pronósticas como terapéuticas.


Bibliografía y referencias: