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¿Cuándo y cómo tratamos el hígado graso en pacientes con diabetes mellitus tipo 2?


Dra. Sònia Miravet Jiménez | Medicina Familiar y Comunitaria

Servicio de Atención Primaria de Alt Penedès, Barcelona


El hígado graso o esteatosis hepática no alcohólica (NAFLD, por sus siglas en inglés) es una patología común en las personas con diabetes mellitus tipo 2 (DM2). Se calcula que hasta el 30-50% de estos pacientes podrían padecerla. Si no se trata, puede evolucionar a esteatohepatitis no alcohólica (NASH) y ser causa de fibrosis perilobular, necrosis celular, cirrosis hepática e incluso carcinoma hepatocelular. La principal causa de mortalidad de los pacientes que la padecen es la cardiovascular, por lo tanto, el enfoque terapéutico debe ser integral para reducir este riesgo.

Debemos insistir siempre en el tratamiento de los estilos de vida, tratando de reducir más del 10% del peso corporal. Los fármacos antidiabéticos orales clásicos que se han indicado son metformina y pioglitazona. En la actualidad, se van conociendo más datos sobre el beneficio de los inhibidores del cotransportador de sodio-glucosa tipo 2 (iSGLT2) y los agonistas del receptor del péptido similar al glucagón 1 (arGLP1), como liraglutida y semaglutida. Si la diabetes mellitus y el hígado graso se tratan de forma combinada con estos fármacos, algunos de los efectos secundarios de la pioglitazona, como los edemas y el aumento de peso, se verían disminuidos.

Los arGLP1 disminuirían los valores de transaminasas, mejorarían la resistencia a la insulina y contribuirían a la pérdida de peso, aunque no tienen un efecto beneficioso sobre la fibrosis ni la esteatohepatitis no alcohólica. Los iSGLT2, en cambio, sí reducen los marcadores de fibrosis e inflamación. Algunos estudios incluso avalan la cirugía bariátrica como terapia para reducir la NASH, esteatosis hepática no alcohólica e incluso la fibrosis un 90%, 80% y 65%, respectivamente.


Bibliografía y referencias: