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Impacto de la dermatitis atópica en el rendimiento escolar y trayectoria académica



La dermatitis atópica puede afectar hasta al 20% de la población general pediátrica y se estima que entre un tercio y un quinto de los pacientes van a padecer formas moderadas o severas. Los signos y síntomas de la enfermedad (prurito, alteración del descanso nocturno) y los efectos de algunos tratamientos (antihistamínicos sedantes) pueden influir en el rendimiento escolar (absentismo durante brotes severos o por frecuentes visitas médicas y lo que se ha venido a llamar “presentismo” situación en la que el niño asiste al colegio, pero no rinde adecuadamente). También pueden influir en el rendimiento académico las comorbilidades psiquiátricas (ansiedad, depresión, déficit de atención con hiperactividad), y existen estudios que demuestran que los pacientes con dermatitis atópica presentan con mayor frecuencia dificultades para el aprendizaje, especialmente aquellos con enfermedad más severa1.

Recientemente, se han publicado dos estudios de cohortes, ambos en población danesa, basados en los registros exhaustivos de sanidad y educación que existen en Dinamarca. En el primero2 se incluyeron 5.927 pacientes con dermatitis atópica diagnosticada en ámbito hospitalario en edad inferior a 13 años, que fueron comparados con 55.226 personas de edad similar sin diagnóstico de dermatitis atópica. Los resultados mostraron un ligero aumento del riesgo relativo (RR) de no superar el nivel de educación secundaria inferior (equivalente a la ESO española). Las diferencias fueron mínimas para la educación secundaria superior (bachillerato español) y no se encontró diferencia para los estudios superiores. En este estudio no se tiene en cuenta la severidad de la dermatitis atópica.

  • El segundo estudio3 compara a 10.173 personas diagnosticadas de dermatitis atópica antes de los 16 años con 234.683 personas sin diagnóstico de dermatitis atópica. Aquí los autores estratifican los pacientes con dermatitis atópica en dos grupos: dermatitis atópica severa (aquellos para los que hay constancia de prescripciones de tratamiento sistémico para dermatitis atópica (ciclosporina, azatioprina, prednisolona, metotrexato y micofenolato) y el resto (dermatitis atópica leve/moderada), para los que no constan dichas prescripciones.
  • Los resultados mostraron una menor probabilidad de superar el nivel de enseñanza básica obligatoria (equivalente a la educación primaria y ESO) para el grupo de dermatitis atópica leve/moderada, y una menor probabilidad de alcanzar niveles superiores de educación (incluiría el bachillerato, formación profesional y estudios universitarios) para el grupo con dermatitis atópica severa. También estudiaron las diferencias en la edad al completar los niveles educativos y vieron que los individuos del grupo con dermatitis atópica leve/moderada tardaban más en completar la educación básica obligatoria, pero no los niveles educacionales superiores. El grupo con dermatitis atópica severa mostró mayor edad al completar todos los niveles educacionales comparado con el grupo control.
  • Las limitaciones de estos estudios son evidentes, comenzando por la fiabilidad del diagnóstico de dermatitis atópica (no se especifica si se realizó por pediatras, médicos generales, alergólogos o dermatólogos). No se tiene en cuenta la severidad de la dermatitis atópica en el primer estudio y el criterio para clasificar la dermatitis atópica severa en el segundo estudio es, como poco, discutible. Aun así, demuestran una repercusión negativa sobre el nivel de estudios en pacientes diagnosticados de dermatitis atópica en la edad pediátrica. Esto nos tiene que hacer reflexionar sobre la importancia de que los niños con dermatitis atópica reciban sin demora un tratamiento adecuado, especialmente aquellos con formas moderadas a severas, que son, muy probablemente, los que pueden ver su trayectoria vital afectada por su enfermedad.


Bibliografía y referencias: