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La automedida de la presión arterial (AMPA) en tiempos de la COVID-19


Dr. Pere Beato Fernández | Medicina Familiar y Comunitaria

Centro de Salud en Premia de Dalt, Barcelona


Para valorar la presión arterial y, especialmente, la hipertensión arterial (HTA) ya hace décadas que la automedida de la presión arterial (AMPA) domiciliaria es conocida en el entorno sanitario.

Las cifras que aporta la AMPA han demostrado una correlación muy superior con las afectaciones de órganos diana y la enfermedad cardiovascular que la presión arterial medida en clínica. Los pacientes que utilizan AMPA favorecen una menor inercia terapéutica por parte del médico y son más adherentes al tratamiento. Detecta la hipertensión arterial de bata blanca, la enmascarada y la refractaria de bata blanca. Y tenemos guías para saber utilizar la AMPA e instruir al paciente en su uso1.

Sin embargo, nunca más que ahora, en tiempos de pandemia y con las dificultades de efectuar las visitas presenciales, la AMPA, se ha hecho tan necesaria.

Pero existen una serie de necesidades para que la transmisión de los valores de la presión arterial por parte del paciente en su comunicación telefónica o por videoconferencia favorezca la toma de decisiones adecuadas:

Generales:

  • Conseguir que el paciente entienda que la consulta no presencial no tiene carácter de provisionalidad y que tampoco es una actividad cuyo objetivo sea únicamente el de dar comodidad a nuestro trabajo.
  • Agendar el día y, si es posible, el horario de la siguiente comunicación, puede darle valor a la actividad asistencial. Avisar a los pacientes de cuándo les llamaremos telefónicamente o por videoconferencia.
  • Procurar comodidad en la comunicación. Por ejemplo, dispositivos telefónicos que permitan al profesional tener las manos libres.
  • Cuando se usen los mensajes de texto, mejor escuetos y de fácil comprensión.
  • Entender que será más difícil con los pacientes más mayores. Aprovechar, en este caso personas intercomunicadoras, procurando que no interfieran.
  • Desburocratizar la labor de los sanitarios. Con la nueva situación, los profesionales se ven empujados a buscar espacios en las agendas para confirmar citas para exploraciones complementarias o nuevas visitas.

Específicas:

  • Promover la utilización de la AMPA.
  • Diseñar un protocolo de seguimiento del paciente con buen o mal control.
  • Estructurar la comunicación no presencial. Hacerlo con cada paciente en función de sus características personales y del tipo de su hipertensión arterial: en el anciano, con afectación de órganos diana, de bata blanca, enmascarada, etc.
  • Enfermería es clave en la evaluación, el seguimiento y el tratamiento de la hipertensión arterial también en las actividades asistenciales no presenciales.
  • Conseguir que el paciente registre las cifras de presión arterial, frecuencia cardíaca y peso.
  • Plantearse efectuar visitas presenciales en pacientes hipertensos:

    • Que han tenido una alteración de órganos diana o una enfermedad cardiovascular, en los que habrá que hacer revisión del tratamiento y de la adherencia al mismo.
    • Con dificultades para entender instrucciones por vía no presencial.
    • De difícil control.
    • Que lo soliciten, sobre todo si lo hacen de manera reiterada.
    • Que muestran una personalidad obsesiva o hipocondríaca.


Bibliografía y referencias: