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¿Son los fármacos antiobesidad para toda la vida?


Dr. Alberto Aliaga Verdugo | Endocrinología y Nutrición

Hospital Universitario Vall Hebron, Barcelona


La obesidad es una enfermedad multifactorial, crónica y recidivante, donde el tratamiento farmacológico es un pilar fundamental. Debe plantearse en pacientes con un índice de masa corporal (IMC) superior a 30 kg/m2, o a 27 kg/m2 si presentan comorbilidades asociadas. En la actualidad este tipo de tratamiento no se encuentra financiado en España, por lo que en nuestra práctica clínica habitual tanto los profesionales de la salud como los pacientes que viven con obesidad se hacen la pregunta que titula este artículo.

Aunque la respuesta individual a los fármacos es heterogénea, sí podemos encontrar consenso en la recomendación de suspender el tratamiento en el caso de no lograr una pérdida de peso de al menos el 5 % en las primeras 12 semanas con la dosis máxima tolerada.

En cambio, si el tratamiento es eficaz y bien tolerado, su interrupción, como ocurriría con cualquier otro tratamiento para una enfermedad crónica, nos hace pensar en una muy probable recuperación total o parcial del peso perdido.

En el estudio de extensión del estudio STEP 1, los pacientes pertenecientes al brazo de tratamiento con semaglutida 2,4 mg alcanzaron una pérdida media de peso del 17,3 % frente al 2 % de placebo a las 68 semanas. A partir de este momento se llevó a cabo la retirada del tratamiento, observándose una recuperación del 11,6 % y de 1,9 % del peso perdido, respectivamente, tras 52 semanas, lo que se tradujo en pérdidas netas del 5,6 % y 0,1 %, respectivamente, desde la semana 0 hasta la semana 120. Del mismo modo, las mejoras cardiometabólicas observadas desde la semana 0 hasta la semana 68 con semaglutida se revirtieron hacia el valor basal en la semana 120 para la mayoría de las variables.

Otro ejemplo de ello es el estudio SURMONT 4, en el cual durante las primeras 36 semanas todos los participantes reciben la dosis máxima tolerada de tirzepatida 10 o 15 mg, logrando una pérdida de peso inicial del 20,9 %. A partir de este momento, los pacientes fueron aleatorizados a seguir con tirzepatida o placebo durante 56 semanas más, alcanzando un total de 88. El grupo de tirzepatida logró una pérdida de peso adicional del 5 %, pero en cambio el brazo de placebo recuperó tres cuartas partes del peso perdido (14 %).

Ante estos datos, parece lógico pensar que el empleo de los fármacos para tratar la obesidad debe ser concebido como un tratamiento crónico para toda la vida.


Bibliografía y referencias: