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Cómo implicar a los padres en el control del asma y la calidad de vida de los niños



En la práctica clínica diaria del médico de Atención Primaria es habitual la medicina cada vez más personalizada, centrada en el paciente, con factores externos que obligan al médico a sintetizar y priorizar recursos por la creciente demanda y el escaso tiempo disponible.

El manejo de las enfermedades crónicas y su control se hace cada vez más una ardua tarea que, en ocasiones, obliga a nuevas consultas por falta de control, lo que multiplica los recursos, mina la confianza del usuario y aumenta el desgaste del profesional.

Estas circunstancias influyen también en la Medicina Familiar, pieza angular del manejo del paciente crónico.

Con el fin de aportar evidencia en la práctica clínica diaria, recientemente se ha publicado una revisión sistemática de la calidad de vida en cuidadores de enfermos asmáticos1. Se realizó un metaanálisis por metarregresión de 294 artículos publicados al respecto, siendo la puntuación del Asthma Control Test (ACT) la que se mostró más consistente para evaluar el grado de control de la enfermedad, incluso por encima de la espirometría.

Al tratarse el ACT de un test autoadministrado, se puede pasar tanto al enfermo (en este caso niños) como al cuidador, dando como resultado unos puntajes de control menores en los padres (es decir, peor control de lo que sus hijos enfermos habían consignado), lo que ayudó a valorar de forma más consistente la evolución de la enfermedad y a implicar más si cabe a las familias en el manejo autónomo de la enfermedad.

El control de la enfermedad es la base del manejo del enfermo asmático, para prevenir riesgo actual y futuro2,3. La implicación de las familias es básica en los enfermos dependientes. No debemos minimizar el posible impacto de estas medidas en nuestras consultas.


Bibliografía y referencias: