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El logro sin igual que han supuesto las vacunas para la humanidad



Las vacunas suponen un logro sin igual, constituyen un bien para la humanidad a una escala que ni imaginamos. Poseen un valor incuestionable en numerosas vertientes.

Por un lado, tienen un gran valor científico al nivel de otros importantes avances tecnológicos. Hemos logrado adiestrar nuestro sistema inmunitario de forma deliberada y utilizarlo como herramienta de primera línea ante el encuentro con un patógeno infeccioso. La consecución de la vacuna frente a la polio, sin ir más lejos, fue en su día celebrada por la sociedad al mismo nivel de los principales logros de la humanidad como, por ejemplo, que el hombre pusiera un pie en la luna. Más recientemente, el logro de una vacuna frente a la COVID-19, y hacerlo en tan breve plazo, ha merecido la admiración y reconocimiento de toda la sociedad insuflando a la humanidad de confianza y optimismo a la hora de afrontar otros retos en cualquier ámbito.

Por descontado, las vacunas, además, tienen un valor clínico y epidemiológico enorme pues su efectividad ha permitido hacer descender la prevalencia e incidencia de numerosas enfermedades infecciosas. Son ya varias las generaciones de médicos que no se han tenido que enfrentar a un caso de difteria o de polio, tan sumamente habituales hace tan solo unas pocas décadas. Incluso algo que podría parecer ciencia ficción se ha hecho realidad como es el hecho de erradicar de la faz de tierra una enfermedad, como la viruela, que tantos estragos ha causado durante siglos a la humanidad. Si nos esforzamos, no sería la única, actualmente tenemos la mira puesta en la erradicación de otras como la polio o el sarampión. Más allá de las infecciones en sí mismas, muchas vacunas contribuyen a luchar contra el cáncer, las enfermedades cardiovasculares, pulmonares o, incluso, neurológicas fruto de las complicaciones o evolución natural de las primeras.

Por otro lado, tienen un verdadero valor económico representando una de las mejores inversiones en salud. Por cada dólar invertido en vacunación podemos obtener hasta 16 dólares de retorno solo en el ahorro de costes sanitarios y de pérdida de productividad por la enfermedad. La carga económica que supone a muchos sistemas sanitarios se vería aliviada con el adecuado suministro y administración de las vacunas disponibles y con la llegada de otras futuras. Más a título individual, GAVI (la Alianza para las Vacunas de UNICEF) calcula que cada año hasta 100 millones de personas en el mundo se ven empujadas a la pobreza debido a los costes sanitarios por enfermedades inmunoprevenibles.

Finalmente, estos beneficios que las vacunas aportan al conocimiento, a la salud y al ahorro convergen en un beneficio social que abarca desde el desarrollo cultural de los pueblos al significado más filosófico de la felicidad individual y colectiva y todo ello desde la provisión –gracias a las vacunas- no solo de una población con mayor esperanza de vida, sino de una población sana que ha evitado sufrimiento, dolor, pérdida de oportunidades formativas, laborables, etc. Permitir un mayor desarrollo cognitivo, mayor estabilidad emocional, mayor productividad y menor dependencia en esta población vacunada solo puede contribuir a abrir las puertas al desarrollo, la interacción, la cohesión social y la paz gracias a la prevención de la enfermedad en un ciclo interminable.

Por último, las vacunas permiten la movilidad y el intercambio al viajar más seguros y son ejemplo de empoderamiento de la mujer ya que al disminuir la mortalidad infantil se puede lograr un mejor dividendo demográfico y facilitar las mismas oportunidades, de solidaridad mediante el concepto de inmunidad de grupo que permite evitar la transmisión de enfermedad a personas no vacunadas y también de equidad al lograr el mismo beneficio en salud en grupos de muy distinto nivel socioeconómico.


Bibliografía y referencias: