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La adrenalina en los ritmos no desfibrilables en la parada pediátrica


Dr. Luis Sánchez Santos | Pediatría

Centro de Salud de Conxo, Santiago de Compostela


A lo largo de las diferentes versiones de las recomendaciones del Consorcio ILCOR en reanimación cardiopulmonar (RCP) en el paciente pediátrico, especialmente en lo que se refiere a las paradas cardiorrespiratorias (PCR) con ritmo no desfibrilable, la adrenalina ha tenido un papel central, recomendándose su utilización a una dosis de 10 μg/kg administrada en forma de bolo intravenoso directo y repitiéndose cada 3-5 minutos.

En la última versión de las recomendaciones de RCP (año 2020 publicadas en 2021), la dosis y frecuencia de administración de este fármaco no ha cambiado, pero se ha introducido una recomendación adicional, que reza textualmente “lo más precozmente posible”. ¿A qué se debe esta frase? La evidencia disponible (siempre procedente de estudios epidemiológicos) indica que en este tipo de ritmos la adrenalina permitía aumentar la tasa de recuperación de pulso central (RECE) pero no se asociaba a un aumento de la supervivencia con buena función cerebral, comparada a aquellas PCR no desfibrilables en las que por una u otra razón no se había utilizado. Sin embargo, cuando estas PCRs (con o sin adrenalina) se segmentan en función del tiempo de ausencia de actividad mecánica del corazón, se detecta que en las paradas de menor duración la adrenalina no solo se asocia a una mayor tasa de RECE, sino también a un aumento de la supervivencia al alta con buena función cerebral comparada con paradas cardiorrespiratorias de duración similar sin uso del fármaco.

Es importante recordar que las PCRs presenciadas tienen mucho mejor pronóstico que las descubiertas. Probablemente la acidosis metabólica y la cascada oxidativa en el segundo caso esté mucho más avanzada, lo cual empeora significativamente el pronóstico. Probablemente, una de las líneas de avance para tratar más adecuadamente la PCR con ritmo no desfibrilable consista en determinar, o al menos estimar, el tiempo de parada cardiorrespiratoria con alguna determinación bioquímica (pH, niveles de lactato), aplicando protocolos diferenciados en función de la situación metabólica del enfermo. Para ello, necesitaremos sistemas de análisis de respuesta inmediata.

Por último, para simplificar el uso del fármaco lo más sencillo es, una vez obtenido un acceso intravenoso, asociar la administración del fármaco al inicio de las compresiones de una de las dos personas encargadas de las mismas, de forma que tras sus dos minutos de compresiones, seguidos de los dos minutos de compresiones de su homólogo, la adrenalina se administre de forma sistemática cada 4 minutos.


Bibliografía y referencias: