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Manejo de la psoriasis por el médico de familia: ¿cómo escoger el tratamiento?



Por suerte una mayoría de pacientes presentan formas localizadas de psoriasis que son controlables con tratamientos tópicos. La combinación de corticoide tópico y calcipotriol resulta de gran utilidad, incluso cuando las lesiones asientan en cuero cabelludo. En zonas de piel “gruesa” como las palmas y plantas los corticoides tópicos de muy alta potencia (como el propionato de clobetasol) pueden conseguir un rápido control de las lesiones. Si se realiza el tratamiento bajo oclusión los primeros días podremos conseguir incluso una mayor eficacia. No obstante, como norma general podemos decir que este tipo de corticoide de alta potencia no debería ser utilizado en zonas especialmente sensibles a la aparición de efectos adversos cutáneos provocados por los corticoides, como la atrofia o las telangiectasias. En estas zonas (cara, genitales) pueden ser especialmente útil los inhibidores de la calcineurina (tacrolimus, pimecrolimus), ampliamente utilizados en dermatitis atópica y fuera de ficha para una multitud de patologías dermatológicas.

Otra elección importante a la hora de escoger un tratamiento es: ¿pomada, ungüento, crema, emulsión o solución?

De forma resumida podemos decir que:

  • Las pomadas son útiles en palmas y plantas, o también en codos y rodillas.
  • Las cremas y emulsiones son de elección cuando queremos “barrer” superficies más amplias, pues se extienden mejor.
  • Las soluciones resultan especialmente aptas para el cuero cabelludo, pues no mancharán ni dejarán tanto residuo como las anteriores.

Sin embargo, cuando la extensión de la psoriasis sea superior al 10% de la superficie corporal y/o esté mal controlada con tratamiento tópico y/o exposición solar, será recomendable derivar al paciente a una consulta especializada para valorar fototerapia, tratamientos sistémicos convencionales o las terapias biológicas, las cuales están en constante desarrollo.

Otro aspecto fundamental que no debemos olvidar es el mundo de las comorbilidades que los pacientes con psoriasis llevan asociados, como la aparición o coexistencia de hipertensión arterial, diabetes, sobrepeso y obesidad, dislipemias, esteatosis hepática o clínica articular, entre otras, y sin olvidar la tan importante repercusión en la esfera psicosocial.