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¿Nuevos biomarcadores en la insuficiencia cardíaca?



Los biomarcadores son variables biológicas que aportan información sobre enfermedades concretas. Pero deben colegir unos criterios para valorar su utilidad clínica: su determinación debe facilitar el manejo clínico y mejorar el pronóstico de los pacientes, comparados con los ya existentes, y los nuevos biomarcadores deben mejorar la certeza diagnóstica, comprender el pronóstico y la eficacia del tratamiento en la insuficiencia cardíaca1,2.

Los biomarcadores de referencia en la insuficiencia cardiaca (IC), y que utilizamos habitualmente (también en atención primaria), son el péptido natriurético tipo B (BNP) y la fracción aminoterminal del propéptido natriurético tipo B (NT-proBNP), los cuales desempeñan un papel importante relevante no sólo en el diagnóstico, sino también en el pronóstico y el tratamiento de la IC, pero ambos como sabemos tienen limitaciones.

En los últimos 10 años han surgido otros biomarcadores con el propósito de suplir estas limitaciones, y entre ellos encontramos el MR-proANP (región media de propéptido natriurético auricular), ST2 soluble (una proteína de la familia de las IL-1), la galectina-3 (péptido soluble que secretan los macrófagos activados), hsTnT (troponina de alta sensibilidad), la adrenomedulina (hormona peptídica con propiedades natriuréticas, vasodilatadoras e hipotensoras, que se expresa en muchos órganos y tejidos, incluidos el cardiovascular), biomarcadores renales como la cistatina C o la BTP (proteína traza beta), para determinar su capacidad de predicción de la mortalidad en la IC descompensada y el antígeno carbohidrato 125 (CA125) como biomarcador de congestión en la IC, del cual existe una gran evidencia que sugiere su utilidad como biomarcador de congestión en pacientes con IC 2,3,4.

El pasado 11 de marzo se ha publicado en el Journal American College of Cardiology: Heart Failure (JACC HF) el artículo: IGFBP-7 and Outcomes in Heart Failure With Reduced Ejection Fraction: Findings From DAPA-HF5. En este estudio, la IGFBP-7 (proteína fijadora del factor de crecimiento similar a la insulina) se ha identificado como una hormona peptídica de interés en diferentes patologías cardiovasculares y no cardiovasculares, como la arteriosclerosis, fibrilación auricular, diabetes, varios tipos de cáncer y la enfermedad renal crónica. Aunque la IGFBP-7 se sabe que inhibe la unión de la insulina a su receptor y contribuye al desarrollo de la resistencia a la insulina, su papel en el control del crecimiento, la proliferación y la diferenciación de las células también puede ser importante en el desarrollo de la enfermedad. Así, IGFBP-7 puede ser un biomarcador para la detención del ciclo celular y, por lo tanto, reflejar la senescencia del tejido. Por ello, IGFBP-7 se propuso como un potencial biomarcador en la IC, observando como niveles de IGFBP-7 estaban elevados en pacientes con IC con fracción de eyección conservada (ICEFp), asociándose con el tamaño de la aurícula izquierda y la disfunción diastólica. Por todo ello, se planteó la hipótesis de que IGFBP-7 es un biomarcador que refleja el envejecimiento prematuro de los tejidos y la fibrosis miocárdica, lo que puede conducir a una disminución de la distensibilidad. Pero se conoce muy poco de su papel en la IC con fracción de eyección reducida (ICFEr), por lo que se ha propuesto investigarlo en la cohorte de pacientes del estudio DAPA-HF5.

Los autores concluyen que la elevación de IGFBP-7 en pacientes en régimen ambulatorio con ICFEr se asoció con peores resultados clínicos, incluso después de ajustar por características clínicas relevantes, NT-proBNP y hsTnT. Además observaron cómo los beneficios de dapagliflozina fueron consistentes en todo el rango de concentraciones de IGFBP-75.

La IGFBP-7 se muestra como un biomarcador prometedor en la ICFEr, pudiendo proporcionar información de pronóstico mayor que la proporcionada por NT-proBNP y hsTnT; y aunque aún no se comprenden en su totalidad las vías fisiopatológicas que dan como resultado la elevación de la IGFBP-7 en la ICFEr, y dado que proporciona información pronóstica superior a la de NT-proBNP, puede expresar, posiblemente, vías fisiopatológicas diferentes a las de los biomarcadores convencionales5.

La investigación sigue en marcha en la IC, la cual vemos en la práctica clínica cómo aumenta su prevalencia día a día, por lo que disponer de biomarcadores con alta fiabilidad en la IC y específicos según la fracción de eyección podría mejorar nuestra comprensión de los mecanismos de la enfermedad en la insuficiencia cardíaca y potencialmente poder plantear objetivos terapéuticos lo antes posible a nuestros pacientes4, 5.


Bibliografía y referencias:

  1. Richards AM. New biomarkers in heart failure: applications in diagnosis, prognosis and guidance of therapy. Rev Esp Cardiol. 2010 Jun;63(6):635-9.
  2. Tucker W, McClelland RL, Allison MA, Szklo M, Rye KA, Ong KL. The association of circulating fibroblast growth factor 21 levels with incident heart failure: The Multi-Ethnic Study of Atherosclerosis. Metabolism. 2023 Mar 15;143:155535.
  3. Mallick A, Januzzi JL Jr. Biomarkers in acute heart failure. Rev Esp Cardiol (Engl Ed). 2015 Jun;68(6):514-25.
  4. Jia X, Al Rifai M, Ndumele CE, Virani SS, de Lemos JA, Lee E, et al. Reclassification of Pre-Heart Failure Stages Using Cardiac Biomarkers: Atherosclerosis Risk in Communities (ARIC) Study. JACC Heart Fail. 2023 Jan 9:S2213-1779(22)00723-5.
  5. Adamson C, Welsh P, Docherty KF, de Boer RA, Diez M, Drożdż J, et al. IGFBP-7 and Outcomes in Heart Failure With Reduced Ejection Fraction: Findings From DAPA-HF. JACC Heart Fail. 2023 Mar;11(3):291-304.