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Pistas que nos ayudan a entender el mecanismo del sueño en niños y adolescentes


Dr. Gonzalo Pin Arboledas | Pediatría

Hospital Quironsalud, Valencia


La cronobiología, cuya fecha de nacimiento como ciencia data de 1729, es la disciplina de la biología que estudia los fenómenos periódicos (cíclicos), o ritmos biológicos en los seres vivos. Esto es, estudia la organización temporal de los seres vivos, sus alteraciones y los mecanismos implicados en su regulación. El eje central de la cronobiología se basa en la existencia de relojes biológicos endógenos en los organismos, desde el nivel molecular al nivel anatómico, que posibilitan la ejecución de una actividad biológica en un punto temporal concreto. El sistema circadiano está constituido por estructuras que generan, coordinan y sincronizan el organismo con el medio ambiente, sincronizando la fase de diferentes ritmos con el ciclo luz-oscuridad.

En esa sincronización, que favorece el sueño, juega un importante papel la variabilidad en el tono simpático, máximo durante la fase de actividad y mínimo por la noche cuando predomina el tono vagal. El sistema nervioso simpático y las catecolaminas implicadas en el control tensional liberan adrenalina, noradrenalina y dopamina con un ritmo diferente de las concentraciones periféricas, dependientes de la médula adrenal.

Son ritmos que se ajustan a las necesidades fisiológicas, por eso durante la vigilia aumenta la glucemia, la actividad tiroidea, la temperatura y muchas reacciones catabólicas que tienen como objeto la producción de energía. De manera que durante el sueño y el descanso los ritmos biológicos y las variables fisiológicas adoptan valores coherentes a la mínima necesidad energética, lo que afecta a los ritmos hormonales, la presión arterial, la temperatura corporal e incontables hormonas y péptidos implicados en el metabolismo energético. Al mismo tiempo, variaciones circadianas en el rendimiento intelectual son evidentes en muchas áreas: la detección de cambios en la luminosidad o la diferenciación de dos sonidos diferentes es mejor en las tardes/noches, la percepción del tiempo también presenta variaciones circadianas.

Concepto de cronotipo: es un constructo que refleja las preferencias individuales referidas al tiempo. Podemos distinguir tres tipos de cronotipos:

  • Cronotipo matutino, también llamado alondra: Los sujetos tienen preferencia a iniciar y terminar el sueño a primeras horas de la noche y de la mañana, respectivamente. Frecuente en la primera infancia.
  • Cronotipo vespertino, también llamado búho: Los sujetos tienen tendencia a iniciar el sueño tardíamente en la noche y terminarlo de la misma manera en la mañana. Es frecuente en la adolescencia. Este cronotipo está positivamente relacionado con la habilidad cognitiva (entendida como la habilidad del individuo a adaptarse a su medio ambiente) y negativamente con el rendimiento académico.
  • Cronotipo indeterminado: Los sujetos no presentan una preferencia definida.

El cronotipo unido a la genética, la exposición a la luz y el déficit acumulado de sueño interactúan y condicionan la conducta frente al sueño. El cronotipo puede jugar también un papel, aunque este aspecto está más en discusión, respecto a la duración del sueño y a la percepción de la necesidad de dormir (más dificultosa en el cronotipo vespertino).

Valorar el cronotipo del adolescente debería ser una de las primeras acciones a realizar a la hora de abordar los problemas con el sueño; en ese sentido existen cuestionarios (aunque no validados por el momento en castellano) que junto con una agenda libre de sueño nos permiten una aproximación ajustada al cronotipo del adolescente.

CRITERIO PRINCIPAL DEL SUEÑO:

Hace hincapié en la importancia de un sueño profundo. Indica que la cantidad de sueño que un niño duerme no depende sólo de cuántas horas lo haga sino también de lo profundo que sea su sueño:

CANTIDAD/CALIDAD = TIEMPO TOTAL DE SUEÑO x PROFUNDIDAD

La cantidad de sueño necesario es más o menos una cantidad fija para cada niño: si obligamos a dormir más horas de las que ese niño en concreto necesita lo haremos a costa de disminuir la profundidad de su sueño con lo que en el fondo podemos disminuir su calidad de sueño y facilitar sus despertares.

Cada niño debe dormir las horas que él necesita ni más ni menos, el problema es que en muchas ocasiones las horas que él necesita no coinciden con las horas que los padres creen o desean que necesitan. No todos los niños en cada tramo de edad tienen las mismas necesidades de sueño (aunque sean hermanos).

Las variaciones en las necesidades y características del sueño son enormes de manera que se ha llegado a clasificar a los niños en cuatro tipos:

  • Grandes dormilones de siestas: necesitan siestas de alrededor de 90 minutos para encontrarse bien.
  • Pequeños dormilones de siestas: al contrario, con 10 minutos de siestas tienen suficiente y no necesitan más.
  • Grandes dormilones nocturnos: son niños que necesitan dormir muchas horas por la noche (en el abanico de la media de horas en cada edad duermen el número de horas más alto).
  • Pequeños dormilones nocturnos: Al contrario duermen el mínimo de horas requeridos para su edad.

Lo complicado es que estos grupos se combinan de cualquier manera, así un gran dormilón de siestas no tiene porque ser un pequeño dormilón nocturno y a la inversa. Si a esto añadimos que el niño puede ser matutino o vespertino tenemos un puzle diverso y complicado.

Este criterio principal de sueño es importante a la hora de valorar el número de horas en las que el niño está “obligado” a permanecer en disposición de estado de sueño. En ocasiones ajustar esa disposición a dormir al percentil 25 de horas de sueño de cada edad será la primera medida a realizar para mejorar la situación.

HOMEOSTASIS DEL SUEÑO

Esta regulación del sueño indica que el número de horas de vigilia va acumulando carga de sueño. Son necesarias determinadas horas de vigilia para tener suficiente carga de sueño que facilite que el niño se duerma.

Este punto es importante a la hora de afrontar las dificultades con el sueño y nos obliga a valorar el momento del día en el que terminan las siestas de los niños.

MECANISMO DEL DESPERTAR

El despertar es promovido activamente por varios grupos de células en la médula, el puente y la formación reticular. Proyecciones de esas regiones activan el tálamo intralaminar el cual envía proyecciones difusas al córtex.

El hipotálamo posterior constituye uno de los sistemas ascendentes activadores y juega un importante papel en el despertar. Esta función es mediada en parte por las neuronas histaminérgicas las cuales constituyen una de los fuerzas excitadoras para la activación cortical durante la vigilia.

El mecanismo del despertar histaminérgico envuelve tanto las proyecciones ascendentes como descendentes de las neuronas histaminérgicas y sus interacciones con diversas poblaciones neuronales, tales como neuronas del área preóptica y neuronas colinérgicas.

Otras neuronas del hipotálamo posterior también contribuyen a la activación tónica cortical durante la vigilia.


Bibliografía y referencias: