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¿Qué hay de nuevo en el tratamiento de la hiperplasia benigna de próstata?



La hiperplasia benigna de próstata (HBP) se define como un aumento benigno del tamaño de la próstata. Es una patología muy prevalente en los varones a partir de los 50 años. Es una enfermedad crónica y progresiva por lo que es necesario el seguimiento de estos pacientes desde la consulta de atención primaria.

Un porcentaje de los pacientes con HBP va a presentar complicaciones a medio y largo plazo si no son tratados correctamente. Las complicaciones más frecuentes son la retención de orina (aguda o crónica) y la necesidad de cirugía.

En el momento de decidir un tratamiento farmacológico se ha de tener en cuenta los factores de riesgo de progresión de la HBP. Estos son el IPSS (Índice internacional de síntomas prostáticos) mayor de 8 puntos, el volumen prostático mayor de 30 cc y el PSA mayor de 1,5 ng/ml. Cuando coinciden estas tres condiciones está indicado el tratamiento con doble terapia, un alfabloqueante y un inhibidor de la 5-alfa reductasa ya que este tratamiento ha demostrado reducir el riesgo de complicaciones de la HBP.

Otras pruebas complementarias que se pueden utilizar para conocer el riesgo de progresión es el volumen postmiccional medido por ecografía. En el estudio inicial de varones con síntomas del tracto urinario inferior secundarios a HBP, niveles altos de orina residual postmiccional (superior a 100-150 ml) se asocian con un aumento en el riesgo de agravamiento de los síntomas. Por ello es fundamental que en el estudio inicial de estos pacientes se realice medición del residuo postmiccional mediante ecografía.

La ecografía es una prueba actualmente accesible en atención primaria y que muchos de los médicos de familia realizan ellos mismos. Es útil para cuantificar el residuo postmiccional, además de medir el volumen prostático y descartar complicaciones como la hidronefrosis.

Un residuo postmiccional inferior a 50 ml se considera poco significativo y los superiores son potencialmente patológicos. Por encima de 100 ml es aconsejable una segunda micción y realizar de nuevo la exploración, y si es superior a 150 ml es criterio de derivación a urología.


Bibliografía y referencias: