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Relación entre el estatus hormonal D y la enfermedad hepática del hígado graso no alcohólico


Dr. Esteban Jódar Gimeno | Endocrinología y Nutrición

Hospital Universitario Quirónsalud, Madrid


El efecto clásico de la vitamina D es asegurar una absorción eficiente de calcio suficiente para la salud ósea y la eficacia del tratamiento antiosteoporótico, aunque los efectos extraesqueléticos del sistema hormonal de la vitamina D (SHVD) son cada vez objeto de mayor interés1.

Entre estos efectos, se ha valorado la relación entre el hígado graso no alcohólico (HGNA) y el sistema hormonal de la vitamina D2. El HGNA se define por la presencia de un exceso de grasa intrahepática (esteatosis hepática) cuando no existen otras causas conocidas de acúmulo graso secundario como el consumo excesivo de alcohol. Con frecuencia se asocia al síndrome metabólico, diabetes y enfermedad cardiovascular.

La relación entre el hígado graso no alcohólico y el sistema endocrino de la vitamina D es doble. Por una parte, la prohormona D necesita metabolizarse en el hígado para pasar de colecalciferol o ergosterol a 25(OH) vitamina D o calcifediol. Desde este punto de vista, una enfermedad hepática grave puede interferir este proceso y causar insuficiencia o deficiencia en hormona D que debe tratarse preferencialmente con calcifediol para evitar la aparición de osteoporosis, osteomalacia o raquitismo en niños.

El sistema endocrino de la vitamina D puede influenciar la aparición de hígado graso no alcohólico de forma directa por sus propiedades antiinflamatorias y antifibróticas (evidentes en diferentes modelos experimentales de hígado graso no alcohólico). Por lo tanto, su deficiencia, aumenta la inflamación y la fibrosis hepática y la acumulación de lípidos hepáticos y empeora la sensibilidad a la insulina en el hígado y otros tejidos.

El sistema hormonal de la vitamina D también ha mostrado regular la interacción entre el intestino, el microbioma, el tejido graso y el hígado. Estos efectos se han relacionado con sus acciones sobre la integridad de los epitelios, su acción inmunomoduladora y antiinflamatoria, incluso por efectos directos sobre la microbiota intestinal.

Aunque los estudios de intervención no han demostrado un efecto claro de los suplementos del sistema hormonal de la vitamina D en esta población3, sí que parece razonable recomendar que se mantengan concentraciones séricas de 25(OH) vitamina D de al menos 30 ng/ml, como en otras enfermedades, con posible relación con la insuficiencia en el sistema endocrino de la vitamina D. El calcifediol es preferible a vitamina D3 o D2 en casos de enfermedad hepática grave o malabsorción1.


Bibliografía y referencias: