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¿Son necesarios nuevos métodos de realizar las compresiones torácicas en los lactantes?


Dr. Luis Sánchez Santos | Pediatría

Centro de Salud de Conxo, Santiago de Compostela


En el contexto de la reanimación cardiopulmonar, las únicas medidas que cuentan con evidencias de tipo IA, son el tratamiento eléctrico de los ritmos desfibrilables mediante la desfibrilación eléctrica y las compresiones torácicas de calidad: en relación con estas últimas, clásicamente se ha utlizado la frase (en inglés) “push hard, push fast and minimize interruptions”. Sabemos que de estas tres recomendaciones la más relevante es la última, minimizar las interrupciones ya que cuando estas se producen, el gasto cardiaco del paciente cae bruscamente y recuperarlo a niveles óptimos, tarda un tiempo significativo.

Las recomendaciones técnicas para realizar el masaje cardiaco se han ido simplificando en los últimos veinte años. Así, para comprimir en el adulto, se recomienda entrelazar las manos, localizar el centro del tórax y deprimir entre 5 y 6 cm la pared torácica a un ritmo aproximado de 100 compresiones por minuto (90-120). En el niño, la técnica varía ligeramente, se recomienda en niños realizarla con una sola mano en la misma localización anatómica, deprimiendo un tercio de la pared torácica, y en los niños pequeños o lactantes realizarla si hay más de un reanimador con los dos pulgares planos sobre el tercio caudal del esternón, apuntando a la cabeza del paciente, abrazando con ambas manos la parte inferior y posterior de la parrilla costal del tórax y, en caso de ser uno solo, utilizar la técnica de compresión con dos dedos verticales de una mano para cuando solo hay un reanimador.

Sabemos que ninguna de las dos técnicas es idónea, las dos son subóptimas en diástole, es decir suponen dificultades a la hora de liberar la presión sobre el tórax y por tanto comprometen el retorno venoso y el gasto cardiaco subsiguiente, y en el caso de la técnica de compresión con dos dedos verticales se compromete también la sístole ya que la posición que ejerce el reanimador es poco natural y el masaje produce dolor en los dedos.

Finalmente, no podemos recomendar la técnica con los dos pulgares planos en todos los lactantes si hay un solo reanimador debido a que la transición entre compresiones y ventilaciones es demasiado costosa en términos temporales y compromete por tanto la afirmación “minimize interruptions”.


Bibliografía y referencias: