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Los inhibidores del cotransportador de sodio-glucosa de tipo 2 (iSGLT2) y los agonistas del receptor del péptido similar al glucagón 1 (arGLP1) son fármacos eficaces en los pacientes con insuficiencia cardiaca (IC). Sus beneficios en la disminución de hospitalizaciones por insuficiencia cardiaca o aparición de eventos mayores cardiovasculares se suman a la mejoría de la calidad de vida, llegando en algunos casos a disiminuir la mortalidad cardiovascular.

A día de hoy, todos debemos tener claro que al iniciar estos fármacos puede hacer un aumento discreto de la creatinina por su mecanismo de acción. Al vasodilatar la arteriola eferente hace que fisiológicamente se disminuya el filtrado glomerular, siendo éste uno de los mecanismos por los cuales son nefroprotectores estos fármacos ya que ese hecho hace que disminuya la presión intraglomerular. Debemos pues asumir un discreto aumento de la creatinina de hasta un 30% de su basal o una disminución del FG de hasta un 30%.

En la población general el cálculo del FG se realiza con ecuaciones desarrolladas a partir de la concentración de la creatinina sérica, habitualmente con el CKD-EPI. Sin embargo en la población anciana y/o frágil, estas ecuaciones tienden a sobreestimar el valor del FG.

La enfermedad renal crónica se presenta como un problema creciente tanto por su mayor incidencia y prevalencia como por lo que supone para el paciente. El progresivo empeoramiento de la función renal está íntimamente asociado con mayor riesgo de eventos cardiovasculares y de mortalidad cardiovascular y/o por cualquier causa.

Se considera hipertensión arterial resistente (HTAr) en los pacientes que a pesar de tener tratamiento asociado con tres fármacos en dosis máximas y uno debe ser un diurético, las cifras de tensión arterial (TA) son ≥ de 140 de presión arterial sistólica (PAS) y ≥ de 90 en presión arterial diastólica (PAD).