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Acné en adolescentes: ¡no busquéis diagnósticos en internet!



Si navegamos en internet podemos encontrar mucha información a cerca del acné. Quizás nos llame la atención en algunos casos la gravedad de lo expuesto y pensemos que nuestros pacientes se alarman, pues “no es para tanto”, yo creo que el problema es posiblemente lo contrario: para el acné vale todo y casi siempre se obvia al médico, no es raro que se sigan los consejos de amigos, de vecinos o de blogs disfrazados de inocuidad que venden un tratamiento natural no exento de riesgos. Nuestros adolescentes buscan información inmediata en internet y se dejan seducir por este tipo de productos y tratamientos “milagro” que lejos de mejorar muchas veces complica la evolución de la enfermedad e interfiere de una manera muy relevante en la adherencia a futuros tratamientos.

El guante está lanzado y nosotros debemos recogerlo convirtiéndonos en una fuente de información fiable, comprensible y realista para el tratamiento de una patología que afecta al 90% de la población, sobre todo en una etapa de su vida, la adolescencia, en la que la que se está forjando la personalidad y en al que la imagen corporal juega un papel fundamental.

Por tanto debemos desterrar de la memoria colectiva lago tan arraigado como esto: “el acné es algo por lo que todos pasamos”, “tener granos es propio de la adolescencia y no necesita tratamiento”, “un jaboncito y a correr” y cosas así.

Banalizar una enfermedad tiene sus riesgos, y desde luego, uno de ellos es el abandono que siente el paciente cuando piensa que no hay nada que mejore su cuadro clínico.

Por tanto, sirva esta reflexión para liderar la información que nuestros pacientes demandan sobre su acné, seamos proactivos, preguntemos en la consulta si desean tratarse aunque no sea este el motivo principal de consulta. Si mostramos interés o preocupación  por esas lesiones incipientes, esos comedones o alguna marca visible, estamos tendiendo una mano y abriendo una puerta para que un paciente adolescente se beneficie de un tratamiento sencillo y eficaz.

Aunque el acné, en efecto, es una enfermedad con una clínica característica, pero polimorfa, una evolución crónica y una tendencia a la autoresolución, su diagnóstico y tratamiento puede ser un motivo de satisfacción para el médico y para el paciente.

La historia clínica debe reflejar el tipo de acné, la gravedad del mismo y sobre todo la repercusión en la calidad de vida de nuestros pacientes. En el documento consenso publicado en actas dermosifiliográficas como podemos observar se propone de una manera directa un algoritmo de tratamiento basado en el tipo de acné: comedoniano o no inflamatorio, pápulo-pustuloso leve o moderado y nóduloquístico, y el acné con tendencia a dejar cicatrices. En cada tipo de acné se propone un tratamiento de elección y varias alternativas. Pues bien, quiero destacar que este trabajo considera que las repercusiones psicológicas independientemente del tipo de acné van a sumar un grado en al escala terapéutica, es decir, en el caso de un paciente con un acné pápulo pustuloso leve pero con gran impacto en la esfera mental estaría justificado recurrir a terapias  sistémicas como la isotretinoína. Esto es muy relevante y apoya sin duda la clínico en la toma de decisiones, que a priori podrían parecer demasiado agresivas.

Por tanto es muy importante considerar todos estos factores para orientar el abordaje de nuestros pacientes.

Repasemos algo a cerca de lo que el dermatólogo sabe hoy del del acné:

1 - El acné es una enfermedad de etiología multifactorial, esta sería la fotografía epidemiológica del acné:

Incidencia: hasta el 85% de la población.

Mayor prevalencia en pubertad y adolescencia.

Incidencia mayor en varones, las formas más graves reperentan 2-7% y las vemos más en el género masculino.

Acné tardío y persistente es mas frecuente en mujeres.

Raza blanca se afecta más frecuentemente.

Factores genéticos. Herencia AD con penetrancia variable.

Esta patología representa hasta un 15-20% motivo consulta en dermatología y es un motivo muy frecuente de consulta “colateral” en atención primaria.

Con respecto a la patogenia, en general podemos destacar el ESTIMULO ANDROGÉNICO  como el acontecimiento más relevante, no en vano el acné es omnipresente en los síndromes de androgenización.

La excesiva producción de sebo y la hiperqueratinización del conducto pilosebáceo, con la obstrucción del mismo hace que se produzca un aumento de la proliferación de P. Acnés, que favorece la inflamación con al consiguiente ruptura de la glándula sebácea y el infiltrado celular característico.

Figura 1

En este número especial de la revista de la academia europea de dermatología se discute la idea de que la inflamación es un acontecimiento mucho más precoz de lo que se pensaba en el acné, ya presente y valorable, incluso con test objetivos desde las lesiones “no inflamatorias”, es decir, desde el acné comedoniano.

2 - Clínica polimorfa

Lesiones elementales: comedones, pápulas , pústulas, nódulos, quistes, alteraciones de la pigmentación y cicatrices.

Localización: zonas con mayor densidad de glándulas sebáceas, lo que da visibilidad a esta enfermedad, pues hablamos de la cara, del pecho y espalda fundamentalmente.

El acné puede estar presente a cualquier edad, incluso desde el período neonatal.