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¿Cómo diferenciar el síndrome de distrés postprandial del síndrome de dolor epigástrico al diagnosticar la dispepsia funcional?



En un paciente con clínica de dispepsia, nos podemos plantear una dispepsia funcional, una vez descartadas las causas orgánicas y la infección por Helicobacter pylori. Para el diagnóstico de dispepsia funcional, estos pacientes deben cumplir los criterios diagnósticos de Roma y presentar uno o más de los siguientes síntomas:

  • Plenitud postprandial molesta
  • Saciedad precoz molesta
  • Epigastralgia molesta
  • Ardor epigástrico (acidez) molesto

La no evidencia de ningún trastorno orgánico que puede explicar la enfermedad el estudio debe incluir la endoscopia oral. Los criterios deben estar presentes en los últimos tres meses con inicio de los mismos al menos seis meses antes del diagnóstico. Se deben cumplir ambas condiciones y además los criterios de uno de los dos tipos de dispepsia funcional: síndrome de distrés postprandial (PDS) y síndrome de dolor epigástrico (EPS). Es importante diferenciarlos, pues el éxito de nuestro tratamiento va a depender de esto.

Criterios diagnóstico del síndrome de distrés postpandrial y síndrome de dolor epigástrico
Figura 1: Criterios diagnósticos del síndrome de distrés postprandial y síndrome del dolor epigástrico.

Como vemos en la Figura 1, la clínica de ambos tipos de síndromes es sensiblemente distinta. Esto es porque en el síndrome de distrés postprandial predomina la alteración en la motilidad, por lo que la clínica de estos pacientes presenta plenitud postprandial molesta y saciedad precoz, que le impiden terminar una comida. Mientras que en el síndrome de dolor epigástrico predomina la alteración de la sensibilidad, por lo que la clínica de estos otros pacientes es la epigastralgia y el ardor epigástrico molesto. Y por esto, los pacientes con síndrome de distrés postprandial responderán mejor al tratamiento con procinéticos, mientras que los pacientes con síndrome de dolor epigástrico responderán mejor a tratamiento con antisecretores. Como ocurre con todos los trastornos funcionales, el pronóstico de la dispepsia funcional es benigno, con una alta tasa de remisiones espontáneas (45%), con un 35% de pacientes con fluctuaciones entre remisión y nuevos brotes y en un 20% de ellos los síntomas son persistentes.