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Empleo de probióticos en la prevención de la diarrea asociada a antibióticos


Dr. Guillermo Álvarez Calatayud | Pediatría

Hospital Gregorio Marañón, Madrid


El consumo de antibióticos es muy frecuente en los países desarrollados siendo en los niños tres veces mayor al de la población adulta. La antibioterapia puede alterar la resistencia a la colonización de la microbiota intestinal, dando lugar a una diversidad de síntomas, entre los que destaca la diarrea. Denominamos diarrea asociada a antibióticos (DAA) a aquélla que aparece desde el inicio del tratamiento antibiótico hasta 3-8 semanas después, siendo inexplicable por otra causa.

La incidencia de la DAA es de un 11-40% en los niños, según las diferentes estadísticas. Prácticamente todos los antibióticos pueden desencadenarla pero es más frecuente con aquéllos de amplio espectro o que incluyan bacterias anaerobias, como aminopenicilinas, cefalosporinas y clindamicina. En nuestro medio, la asociación de amoxicilina-clavulánico es la causa más frecuente de esta patología, con una incidencia del 23% de los tratamientos pautados con este antibiótico. No se han demostrado diferencias significativas en la incidencia de DAA en cuanto a la forma de administración, oral o parenteral, aunque los pacientes hospitalizados son más susceptibles a sufrir este problema.

La clínica causada por los antibióticos o por el C. difficile abarca un amplio espectro de signos y síntomas, desde la diarrea leve y autolimitada, hasta cuadros graves como la colitis pseudomembranosa. El tratamiento consistirá en interrumpir el uso del antibiótico y dar un adecuado soporte con fluidoterapia, eligiendo la vía oral, siempre que sea posible. La mayoría de las DAA responderán adecuadamente a la suspensión de la antibioterapia valorándose otro antibiótico alternativo si la infección lo requiere.

Aunque son múltiples los estudios que han evaluado el empleo de probióticos en el tratamiento y la prevención de la DAA, la mayoría son muy heterogéneos y presentan serios problemas metodológicos, con múltiples cepas, con dosificación y duración del tratamiento diferentes, en pacientes con distintas edades y patologías, lo que dificulta sacar conclusiones claras. Una consideración importante es que la efectividad del tratamiento es específico de cepa, no pudiéndose extrapolar los beneficios evidenciados en los ensayos clínicos controlados al resto de las cepas probióticas. También hay que tener en cuenta la dosificación a la que es eficaz la cepa y la duración del tratamiento.

Los ensayos realizados han podido demostrar que los probióticos en combinación con antibióticos reducen el riesgo de diarrea asociada a los mismos aunque no hay, por el momento, estudios concluyentes para recomendar de manera rutinaria el empleo conjunto de probióticos y antibióticos. Sin embargo, algunas cepas, principalmente Saccharomyces boulardii y Lactobacillus GG, han demostrado su eficacia disminuyendo la incidencia de DAA. Los pacientes tratados con probióticos a dosis altas (≥5 x 109 UFC/día) presentan una menor prevalencia de diarrea que el grupo tratado con placebo, siendo necesario tratar a 7 pacientes con probióticos para evitar un caso de diarrea asociada a antibióticos (NNT =7). Su administración debe realizarse al principio del tratamiento y no cuando se ha desencadenado el cuadro y prolongarse durante todo el tratamiento antibiótico.

Entre los diferentes probióticos de los que se dispone de evidencia científica según las GPC para su uso en la prevención de la diarrea asociada a antibióticos en niños destacan las recientes revisiones de la WGO y de la ESPGHAN que coinciden que las cepas con más evidencia científica para la prevención de la diarrea en los niños que están recibiendo antibioterapia son Lactobacillus GG y Saccharomyces boulardii por lo que recomiendan su empleo. Como en la diarrea infecciosa y considerando la alta prevalencia de la DAA en la población infantil, deberíamos considerar, en muchos casos, el empleo concomitante de probióticos cuando los niños están recibiendo tratamiento antibiótico ya que seguramente tendrían un impacto coste/beneficio con resultados económicamente satisfactorios.


Bibliografía y referencias:

  1. Guarner F, Sanders ME, Kaufmann P, de Paula JA, Fedorak R, Garisch J et al; World Gastroenterology Organization. World Gastroenterology Organisation Global Guidelines: probiotics and prebiotics. February 2017. (www.worldgastroenterology.org/probiotics-prebiotics.html).
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