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Individualización de los objetivos de control glucémico en el anciano con diabetes



La diabetes mellitus tipo 2 es una enfermedad estrechamente ligada al envejecimiento y su prevalencia se incrementa marcadamente con la edad debido a la combinación de una deficiencia en la secreción de insulina y a un incremento en la resistencia a la insulina relacionada con el incremento de adiposidad, la sarcopenia y a la inactividad física. Las personas ancianas presentan una prevalencia elevada de diabetes, de tal manera que en nuestro país un 63% de los pacientes con diabetes tienen más de 65 años y más de un tercio de la población mayor de 75 años es diabética.

El estado funcional es el principal factor de riesgo individual en el anciano. En consecuencia, antes de marcar los objetivos de control glucemico a alcanzar y plantearnos un plan terapéutico, deberemos realizar una valoración integral del anciano que abarque la función física, cognitiva y afectiva. Igualmente deberemos llevar a cabo una evaluación nutricional, social y del riesgo de caídas. Dados los frecuentes cambios en el estado de salud que presentan los ancianos, esta valoración integral debe realizarse periódicamente, en el momento del diagnostico y al menos con carácter anual.

Los objetivos de control glucémíco así como el tratamiento de la diabetes mellitus tipo 2 en el anciano deben individualizarse teniendo en cuenta las características biopsicosociales de los pacientes. No existe un acuerdo entre las diferentes guías en cuanto al objetivo de la prueba de hemoglobina glicosilada (HbA1c) a conseguir en los pacientes ancianos. Este objetivo según las diversas guias que se consulten oscila entre el 7% y el 9%. Una aproximación razonable podría ser la que expongo a continuación y que en su mayor parte coincide con los objetivos marcados por el consenso de tratamiento de la diabetes tipo 2 en el paciente anciano, elaborado por miembros de diversas sociedades científicas de nuestro país.

En personas ancianas con diabetes, buen estado funcional  y cognitivo, escasa comorbilidad y buena expectativa de vida puede intentarse alcanzarse objetivos similares a los de los adultos jóvenes con diabetes  [HbA1c 7-7,5%].

  1. En los ancianos frágiles, con limitaciones funcionales, demencia y/ó expectativa de vida limitada, deberíamos centrarnos en evitar las hipoglucemias sintomáticas, siendo un objetivo razonable mantener una HbA1c de 7,6-8,5%.
  2. En ancianos en situación de cuidados paliativos, la prioridad debe ser preservar la calidad de vida, evitando tanto hiperglucemias sintomáticas como la hipoglucemia. En esta situación el centrarnos en lograr unas cifras de HbA1c determinadas no sería relevante, debiendo simplemente procurar que no se presenten síntomas.
  3. En las personas con edad avanzada, donde los beneficios del tratamiento antidiabético intensivo son limitados los objetivos básicos del tratamiento antidiabético deben ser  la preservación de la capacidad funcional, mejorar la calidad de vida y evitar los efectos adversos del tratamiento, especialmente las hipoglucemias.


Bibliografía y referencias: