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La flujometría muestra poca utilidad en la valoración del paciente con hiperplasia benigna de próstata (HBP)



La patología urológica, globalmente, constituye el 18% de las cargas de trabajo del médico de familia1. Un 30% de los hombres mayores de 65 años padecen síntomas del tracto urinario inferior (STUI), con una prevalencia media del 11,8%. Del total de pacientes que consultan en atención primaria por STUI, un 66% presentan hiperplasia benigna de próstata (HBP).

La flujometría, el diario miccional y la valoración de la función sexual se consideran como pruebas opcionales, y su elección dependerá de los resultados obtenidos en las pruebas iniciales obligatorias (anamnesis, exploración - tacto rectal y análisis de orina) y/o recomendadas (IPSS, PSA, residuo postmiccional, ecografía abdominal)2.

La flujometría o uroflujometría es una prueba urodinámica no invasiva, sencilla, simple y sin riesgos que describe la función de vaciado urinario. Se realiza haciendo que el paciente orine en un embudo conectado a un instrumento electrónico de medida que calcula la masa de orina emitida durante la micción y la traslada a un gráfico que representa el flujo urinario (mililitros), en función del tiempo (segundos).

Cuando es normal (flujo mayor o igual a 15ml/s), permite descartar razonablemente la presencia de disfunción del vaciado miccional, bien sea por obstrucción urinaria baja, disminución de la contractilidad vesical o por ambas, pero no distingue entre ambas. Además es útil para valorar la progresión de la enfermedad y para el seguimiento de la respuesta a las intervenciones terapéuticas3.

Las tasas de flujo de menos de 10 ml/s han mostrado una especificidad del 70%, un valor predictivo positivo del 70% y una sensibilidad del 47% para la obstrucción del tracto de salida vesical5. El volumen miccional mínimo generalmente aceptado para una interpretación adecuada es de 150 ml, y se debe indicar a los pacientes que no realicen la maniobra de Valsalva.

La precisión diagnóstica de la uroflujometría para detectar obstrucción en el vaciado urinario varía considerablemente incluso en la población asintomática, aunque las curvas de flujo son generalmente repetibles para el mismo paciente. La especificidad se puede mejorar mediante la repetición de pruebas.

Además de la velocidad de flujo, la forma de la curva y la duración del vaciado proporcionan información útil en determinados casos para ayudar a caracterizar la disfunción miccional y pueden servir para aconsejar a los pacientes sobre los resultados y expectativas quirúrgicas.

Podemos resumir que la flujometría tiene poca utilidad en la valoración del paciente con STUI y el tratamiento médico se puede planificar sin la misma.

Tiene más interés en el caso de plantearse tratamiento invasivo, pues si la terapia quirúrgica se planifica sin evidencia clara de la presencia de obstrucción, hay más posibilidades de fracaso del procedimiento6.


Bibliografía y referencias:

  1. Gutiérrez Pérez MI, Amón Sesmero JH. Manejo de la patología urológica en Atención Primaria. Sociedad Castellano-Leonesa de Medicina de Familia y Sociedad Castellano-Leonesa de Urología. Documento de consenso. 2013.
  2. Brenes FJ, Brotons F, Cozar JM, Fernández-Pro A, Martín JA, Martínez-Berganza ML, Miñana B, Molero JM*. Criterios de derivación en HBP para AP, 5.G. 4.ª Ed. Madrid: JF MAGUIRE SL; 2019.
  3. Francisco Brotons Muntó. Uso adecuado de flujometria. AMF 2019;15(7):407-410.
  4. Jorgensen, J.B., et al. Age-related variation in urinary flow variables and flow curve patterns in elderly males. Br J Urol, 1992. 69: 265.
  5. Reynard, J.M., et al. The ICS-’BPH’ Study: uroflowmetry, lower urinary tract symptoms and bladder outlet obstruction. Br J Urol, 1998. 82: 619.
  6. Gravas S, Cornu JN, Gacci M, Gratzke C, Herrmann T, Mamoulakis C, et al. EAU Guidelines on Management of Non-Neurogenic Male Lower Urinary Tract Symptoms (LUTS), incl. Benign Prostatic Obstruction (BPO) [Internet]. In: European Association of Urology, editor; 2019.