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Las vacunas frente al SARS-CoV-2 mejoran nuestro sistema inmunitario dando una protección frente a COVID-19 grave



La pandemia por el virus SARS-CoV-2 ha destruido muchas vidas y deteriorado nuestra economía, dejando una sociedad más vulnerable. Gracias a las vacunas se consiguió mitigar, en parte, la elevada morbilidad, ingresos hospitalarios y mortalidad inicial de la pandemia, así como mejorar la inmunidad protectora incluso en aquellos previamente infectados por SARS-CoV-2. Pero incluso dentro del colectivo médico, unos pocos, todavía ponen en duda la eficacia de las vacunas, y hasta las hacen culpables del incremento de secuelas y mortalidad.

En un reciente artículo1, se demuestra que las células T juegan un papel fundamental para brindar protección inmune contra la COVID-19 grave, y además se comprueba que la exposición repetida a las proteínas del SARS-CoV-2 administradas a través de las vacunas no desgasta la función de las células T o modifica su capacidad. En este estudio, se analizaron muestras de personas que se habían recuperado de COVID-19 leve o grave, tanto antes como después de vacunarse contra el SARS-CoV-2, para evaluar el espectro funcional de la inmunidad mediada por células T. Usando tecnologías de análisis celular avanzadas y citometría de flujo de alta dimensión, los autores descubrieron que las frecuencias y habilidades funcionales de las células T CD4+ y CD8+ dirigidas contra la proteína S, mejoraron en personas previamente infectadas después de la vacunación y en conjunto, estos hallazgos, identifican una característica molecular de la inmunidad híbrida y sugieren que la vacunación después de la infección se asocia con beneficios inmunológicos acumulativos a largo plazo lo que confiere una mayor protección contra episodios posteriores de COVID-192.

En otro estudio reciente de Nesamari et al3 observamos que la respuesta de las células T de memoria al SARS-CoV-2 es duradera, dirigida y reactiva cruzada. La evolución actual del SARS-CoV-2 ha dado lugar a linajes recombinantes de ómicron que dominan a nivel mundial (XBB.1), así como a la aparición de variantes hipermutadas (BA.2.86). En este contexto, la memoria inmunitaria duradera y de reacción cruzada de las células T es fundamental para una protección continua contra la COVID-19 grave. Se examinaron las respuestas de las células T al SARS-CoV-2 aproximadamente 1,5 años desde que surgió la variante ómicron por primera vez. Se estudiaron las respuestas sostenidas de memoria de células T específicas de picos CD4+ y CD8+ en trabajadores sanitarios en Sudáfrica (n=39), la mayoría de los cuales habían recibido 2 dosis de la vacuna y habían experimentado al menos una infección por SARS-CoV-2. Las células T específicas de Spike tuvieron una alta reactividad cruzada con todas las variantes de ómicron probadas, incluida BA.2.86. En la mayoría de los participantes se detectaron abundantes células T no específicas de picos (nucleocápside y membrana), lo que aumentó los recursos totales de células T disponibles para la protección. La mayor parte de las respuestas de células T específicas del SARS-CoV-2 tuvieron un fenotipo diferenciado temprano, lo que explica su naturaleza persistente. Por lo tanto, la inmunidad híbrida conduce a la acumulación de células T con y sin pico, evidente 3,5 años después del inicio de la pandemia, con un reconocimiento conservado de variantes altamente mutadas del SARS-CoV-2. Es probable que la memoria inmunitaria de células T a largo plazo proporcione protección continua contra los resultados graves de la COVID-193.


Bibliografía y referencias: