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Más allá de la supresión viral del VIH: la nueva frontera de la calidad de vida


Dr. Juan Flores Cid | Medicina Interna

Hospital Arnau de Vilanova, Valencia


La OMS en 2016 planificó una estrategia de 90/90/90, por lo que en el 2020 el 90% de los pacientes infectados por el virus de la Inmunodeficiencia Humana (VIH) estarán diagnosticados, el 90% estarán tratados y el 90% estarán suprimidos, esto supondrá que disminuirán el número de nuevas infecciones pero estos objetivos no hacen referencia a la aparición de enfermedades graves no transmisibles, depresión, ansiedad, discriminación por padecer el VIH etc. Se propone una nuevo 90% que sería darle al 90% de las personas con carga viral suprimida tengan una buena calidad de vida relacionada con la salud, para ello los sistemas de salud deben de integrarse más y estar más centrados en las personas para satisfacer sus necesidades. Para ello debemos centrarnos en las comorbilidades y en la calidad de vida autopercibida.

Los pacientes VIH presentan un riesgo elevado de enfermedad renal, cardiovascular, metabolismo óseo y aparición de neoplasias. Estas enfermedades se centran fundamentalmente en pacientes muy inmunosuprimidos, lo que comenzaron hace mucho tiempo el tratamiento y lo de diagnostico tardío.

Es notorio que estos paciente van a vivir mucho tiempo sobrepasando ya los 50,60 e incluso 70 años por lo que los sistemas de salud se enfrentaran a todas estas comorbilidades y polifarmacia para tratarlas por lo que deben de desarrollar estrategias para intentar prever estas circunstancias. Por lo que se deben de coordinar múltiples niveles de la atención sanitaria; atención especializada, médicos, farmacéuticos, etc.

En cuanto a la calidad de vida autopercibida síntomas como fatiga, perdida de energía, insomnio, tristeza y depresión, disfunción sexual y cambios en la apariencia corporal. En un estudio en el Reino Unido que compará la calidad de vida de pacientes con VIH frente a los que no la tenían, la calidad de vida era inferior en paciente VIH que en la población general incluso en aquellos con carga viral suprimida.

Por lo tanto abordar estos problemas de forma global y coordinada es fundamental para mejorar la calidad de vida de los pacientes, debiéndonos centrar en las personas y pensando que aunque es muy importante la supresión viral no es el objetivo final del tratamiento, que no es solo reducir la incidencia y mortalidad del VIH, sino abordar de forma global el resto de problemas que hemos reseñado anteriormente atendiendo de forma muy importante al estigma y la discriminación que sufren por la enfermedad.

Deben centrarse los esfuerzos para evitar una caída en la calidad del servicio prestado, en nuestro país la atención primaria debe abordar el tratamiento integral junto con la atención especializada del paciente VIH para intentar evitar la discriminación de los mismos, para mejorar la calidad de vida de los pacientes.

El diagnostico tardío sigue siendo un problema importante en todos los países y lo ideal sería conseguir eliminarlo, pero el problema en muchos países es como incentivar la realización de la prueba del VIH para obtener el primer objetivo de 90% de diagnósticos.

Como conclusiones los sistemas de salud deben estar integrados y coordinados para satisfacer con éxito las necesidades de las personas infectadas por el VIH y más en esta época en que las comorbilidades ocupan un lugar preponderante en la calidad de vida de los pacientes.


Bibliografía y referencias: