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¿Por qué se deben vacunar los pacientes con EPOC?



Las personas con enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), con una posible infección por Steptococcus pneumoniae (neumococo) tienen un riesgo alto de evolucionar a una enfermedad neumocócica invasiva, con el consiguiente riesgo de evolucionar hacia una sepsis, con un aumento de gravedad de la enfermedad y mayor probabilidad de fallo orgánico, complicaciones, ingreso en cuidados intensivos y muerte.

Se ha descrito un mayor riesgo de infecciones bacterianas, de NAC (neumonía adquirida en la comunidad) y de ENI (enfermedad neumocócica invasiva) entre los fumadores, debido fundamentalmente a tres fac­tores: la disminución del aclaramiento pulmonar y nasal, el aumento de la adherencia bacteriana y los cambios en las respuestas inmunes, innata y adaptativa, que operan en el grupo de fumadores. El aumento de riesgo de neumonía neumocócica grave tras la exposición al tabaco por alteración del aclaramiento de streptococcus pneumoniae por los macrófagos alveolares se ha comprobado en modelos animales. Nuorti et al1 analizaron a todos los sujetos inmunocompetentes que habían padecido ENI en diferentes ciudades de EEUU y Canadá. Se identifica­ron un total de 228 sujetos y se utilizaron 301 sujetos como controles. Los autores encontraron que la ENI se asoció significativamente con el consumo de tabaco con una OR (odds ratio) de 4,1 (IC 95% 2,4-7,3), la asociación más fuerte de un factor de riesgo independiente y un riesgo atribui­ble del 51%. Además, había una relación dosis/respuesta positiva no solo con el número de paquetes/año consumido, sino también con el tiempo de abandono de consumo.

La EPOC constituye la principal comorbilidad respiratoria asociada a la ENI, especialmente a la neumonía neumocócica bacteriémica, pero ade­más entre las patologías respiratorias crónicas que parecen actuar como factor de riesgo se encuentra el asma. En un estudio sueco caso-control, con 4.058 casos de ENI y 40.353 controles, se estimó la OR de ENI para sujetos con diferentes enfermedades respiratorias. En sujetos entre 18-59 años, el asma se asoció a ENI con una OR de 4,9 (IC 95% 3,0-7,8). No obstante, la problemática que presenta el asma son sus muy va­riables grados de afectación. Talbot et al2 estimaron el riesgo de ENI a partir de un estudio caso-control en el que se incluyeron 6.985 sujetos (635 ca­sos y 6.350 controles) con asma de cualquier gravedad, la OR asociada a la ENI varió entre 2,3 (IC 95% 1,4-4) para los sujetos entre 2-4 años y 18-49 años hasta 4 (IC 95% 1,5-10,7) para los de edad comprendida entre 5-17 años. No obstante, el grupo de alto riesgo (una o más hospitalizaciones o visitas a urgencias; uso de tratamiento de rescate o corticoides orales por periodos largos de tiempo o prescripción de 3 o más beta-agonistas el año anterior) es el más expuesto a sufrir ENI, cuya incidencia anual de ENI en pacientes sin otro factor de riesgo fue de 4,2/10.000. La inciden­cia para el asma moderado fue 2,3/10.000 (incidencia de 1,2/10.000 en pacientes sin asma). En un estudio finlandés con casi 1300 pacientes y 13.000 controles de 18 y 49 años de edad entre 1995-2002, encontraron un riesgo muy elevado de ENI en pacientes asmáticos tanto de alto ries­go (OR 12,3; IC95% 5,4-28,0) como de bajo riesgo que definieron como aquellos que recibían fármacos, pero sin requerir hospitalización en los 12 meses previos (OR 2,8; IC 95% 2,1-3,6). Un metaanálisis confirmaba esta asociación, aunque si bien el riesgo ajustado estimado (OR) de sufrir un episodio en pacientes asmáticos mayores de 18 años era de 6,7 (IC 95% 1,6-27,3), en pacientes entre 2-49 años con asma de bajo riesgo era de 1,7 (IC 95% 0,99-3,0). Al igual que los anteriores, los pacientes con enfermedades cró­nicas del corazón también tienen una especial susceptibilidad a con­traer infecciones del tracto respiratorio que, no sólo van a ser más frecuentes, sino que además cuando aparecen cursan con una peor evolución y un mayor número de complicaciones. La car­diopatía que más predispone a las infecciones respiratorias probablemente sea la insu­ficiencia cardiaca crónica, pero otras patologías como la cardiopatía isquémica, las valvulopatías,excluyendo las banales sin repercusión he­modinámica, y las cardiopatías.

Figura 1

Los pacientes con EPOC presentan daño en la vía aérea, alteración del epitelio, al tiempo que desarrollan una menor capacidad de respuesta inmunitaria local frente a cualquier infección. Por esta razón, tanto la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR) como la guía española GesEPOC contemplan como principal recomendación para prevenir la enfermedad neumocócica, “la inmunización sistemática con la vacuna antineumocócica conjugada trecevalente entre el colectivo de personas con EPOC” y “la ventaja fundamental de la vacuna antineumocócica conjugada trecevalente es que produce una mayor respuesta inmunológica frente a la vacuna polisacárida, incluso en las personas mayores de 70 años y, al mismo tiempo, induce un efecto memoria, lo que hace que no sea necesario tener que revacunar al paciente periódicamente para reforzar su protección".


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