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A día de hoy, no existe una definición consensuada de prediabetes. La Asociación Americana de Diabetes (ADA), en sus Standards of Care 2024, la define como “aquellas personas cuyos niveles de glucosa o hemoglobina glicosilada (HbA1c) no cumplen los criterios de diabetes, pero tienen un metabolismo anormal de los hidratos de carbono que da lugar a niveles elevados de glucosa intermedios entre la normoglucemia y la diabetes”.

Las recomendaciones vigentes de vacunación frente a la gripe en España1, incluyen como grupo diana de vacunación a toda la población de 60 o más años, a todos los niños de 6 a 59 meses, así como a toda la población comprendida entre estas edades con algún factor de riesgo añadido para padecer alguna forma grave de la infección vírica.

La obesidad se caracteriza por un exceso de grasa corporal, lo cual puede ir acompañado de comorbilidades metabólicas, físicas y/o psicológicas. Actualmente, la obesidad se ha convertido en un problema nutricional de gran prevalencia, poniendo incluso a riesgo la persistencia de los sistemas sanitarios.

La incidencia de obesidad ha ido aumentando progresivamente en todos los países del mundo. Este incremento se relaciona con un aumento sustancial de la morbimortalidad y calidad de vida de los pacientes, así como un importante aumento de los costes sanitarios, tanto directos como indirectos.

Recientemente he tenido la oportunidad de participar en un simposio en el Congreso SEEDO 2023 celebrado en Sevilla dando mi visión, desde el punto de vista de médico de familia. En este simposio surgió el debate sobre el concepto que sitúa al índice de masa corporal como un parámetro, que por sí solo, ha dejado de tener validez en la valoración de los pacientes con obesidad.