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A la caza del virus de VHC en nuestros cupos: ¿Cómo podemos optimizar los modelos de asistencia compartida?



Los modelos de asistencia compartida entre varios profesionales son cada vez más utilizados en la actualidad, sobretodo en el abordaje de los pacientes pluripatológicos, suponiendo un profundo cambio de mentalidad, tanto asistencial como de gestión, debido al reparto de responsabilidades que conlleva. Los cambios demográficos habidos en España, especialmente el progresivo envejecimiento de la población, obligan a entender estos cambios organizativos como inevitables.

La hepatitis C no podía ser ajena a los mismos, y si bien en el hospital es el médico internista el encargado de integrar los procesos patológicos del paciente, en el medio extrahospitalario esta tarea recae invariablemente en el médico de atención primaria, que es quien mejor puede entender sus necesidades desde una perspectiva biopsicosocial.

Se trataría de reducir o evitar en la medida de lo posible las interconsultas y derivaciones del paciente al medio hospitalario, intentado resolver el máximo de problemas posibles sin movilizar al paciente a otros niveles asistenciales, mediante el contacto directo con el especialista implicado, siendo este mismo el eje de toda la atención sanitaria.

Ello conlleva múltiples ventajas más allá de la confortabilidad de nuestro enfermo: reducción de costes económicos, mayor agilidad en la aplicación de la propuesta terapéutica, reducción de tiempos de espera, consensuar enfoques y compartir responsabilidades, etc. La implementación de las nuevas tecnologías en la interrelación entre profesionales sanitarios es fundamental para el éxito de este nuevo modelo. No se concibe ya perseguir especialistas mediante llamadas telefónicas.

En el caso del virus de la hepatitis C, tras proceder a localizar a los pacientes no diagnosticados o no tratados mediante técnicas de cribado poblacional, y usando el diagnóstico en un sólo paso, se podrían seleccionar específicamente a los pacientes virémicos susceptibles de beneficiarse del tratamiento, que son quienes deben ser remitidos.

En una sola interconsulta se podría conocer el grado de fibrosis y pautar el tratamiento antiviral correspondiente, reduciendo significativamente la lista de espera. 

Ambos profesionales serán los encargados de informar debidamente al paciente y sus familiares, que de este modo, también participan en la toma de decisiones al respecto del manejo de su enfermedad. El control evolutivo y seguimiento de efectos adversos puede hacerse desde el primer nivel asistencial, valorando remitir de nuevo a atención especializada si surgen dudas o complicaciones. Tras la eliminación del virus, los esfuerzos deben ir encaminados a evitar reinfecciones y restantes medidas de prevención primaria.

Resumiendo, optimizar la atención de los pacientes afectos de hepatitis por VHC, simplificando al máximo la ruta asistencial requerida, permitirá mayor éxito en número de pacientes curados, facilitando la consecución del objetivo de la Organización Mundial de la Salud de eliminar el VHC en 2030. Y la atención primaria tiene mucho que aportar al respecto.


Bibliografía y referencias: