Publicidad vacunacion santiago

El microbioma cutáneo como diana terapéutica en la dermatitis atópica. ¿Probióticos, antimicrobianos o “bacterioterapia tópica"?



En la patogenia de la dermatitis atópica (DA) interviene la alteración del equilibrio de la flora microbiana cutánea (microbioma) en relación con la alteración de la barrera cutánea y la desregulación inmunológica local. En especial, se le ha dado importancia a la colonización por Staphylococcus aureus como factor agravante de las lesiones inflamatorias en la piel afectada por la dermatitis. En teoría, y apoyado por algunos ensayos clínicos, distintas intervenciones con el objetivo de eliminar/reducir la presencia de Staphylococcus aureus en la piel de los pacientes podrían tener un efecto beneficioso en el control de la dermatitis atópica reduciendo la necesidad de otras terapias tópicas o sistémicas.

En este post vamos a comentar brevemente las tres aproximaciones que se han propuesto para conseguir el objetivo de mejorar a los pacientes con dermatitis atópica mediante la recuperación del equilibrio perdido en el microbioma cutáneo:

  1. La administración oral de probióticos y/o prebióticos
  2. El uso de antisépticos o antimicrobianos (incluyendo antibióticos)
  3. El planteamiento más novedoso, que consiste en aplicar tópicamente productos que contienen bacterias inocuas vivas que pueden integrarse en el microbioma con efecto beneficioso

Los probióticos son alimentos o suplementos alimentarios que contienen microorganismos vivos. Los prebióticos son productos (por ejemplo, alimentos con alto contenido en fibra) que teóricamente mejoran el equilibrio de la flora normal. Ambos se administran por vía oral, y tras décadas de estudio, con decenas de publicaciones sobre el tema, no hay una respuesta clara a la pregunta de si tienen o no eficacia en la dermatitis atópica1 que justifique su recomendación rutinaria a los pacientes. El efecto que, por vía digestiva, puedan tener estos productos sobre el microbioma cutáneo es dudoso.

El enfoque antimicrobiano consiste en aplicar tópicamente compuestos químicos con efecto antiséptico, o bien antibióticos tópicos o incluso sistémicos. Sobre los antibióticos existe actualmente un consenso sobre la conveniencia de no utilizarlos a menos que existan signos claros de infección, dado que los efectos sobre el microbioma pueden ser perjudiciales agravando aún más el desequilibrio de la flora normal. Sí que se ha promovido el uso de antisépticos tópicos, especialmente en forma de baños con lejía diluida (hipoclorito sódico), aunque el beneficio que aportan es variable en distintos estudios2. Las guías actuales de manejo de la dermatitis atópica los citan como una intervención potencialmente útil.

La “bacterioterapia” consiste en la aplicación tópica de cepas bacterianas consideradas beneficiosas para restablecer el equilibrio del microbioma, lo que incluye la reducción de la colonización por Staphylococcus aureus. Estas bacterias están incluidas en preparaciones con efecto emoliente que el paciente puede aplicar directamente sobre la piel. Hay varias publicaciones recientes utilizando distintas especies bacterianas como Vitreoscilla filiformis3, Roseomonas mucosa4 y Staphylococcus coagulasa negativo5. Todas ellas comunican resultados beneficiosos. La última referencia es la que aporta un enfoque más novedoso, utilizando cultivos bacterianos de Staphylococcus coagulasa negativo, con efecto antimicrobiano específico sobre Staphylococcus aureus, obtenidos del propio paciente.

Como conclusiones, podemos quedarnos con estas ideas básicas:

  • Los probióticos y prebióticos no han demostrado de forma concluyente que sean beneficiosos en la dermatitis atópica, aunque tienen un excelente perfil de seguridad
  • Los antibióticos no deben utilizarse a menos que existan signos claros de infección cutánea
  • Los baños con lejía diluida son una opción válida, especialmente en población pediátrica
  • Respecto a la bacterioterapia tópica, de momento no es algo que nos podamos plantear en la práctica diaria, pero en el futuro podría convertirse en una nueva opción terapéutica eficaz y segura en el manejo de la dermatitis atópica


Bibliografía y referencias: