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Principios generales sobre el manejo de las dermatitis atópica



Los principios generales del manejo de la dermatitis atópica distinguen una etapa de mantenimiento cuando la dermatitis está en remisión y una etapa de tratamiento cuando hay lesiones activas. En general, los corticoides tópicos de potencia baja o moderada son la primera línea de tratamiento. Sus efectos secundarios son escasos y controlan los brotes de manera rápida y eficaz. Todas las guías internacionales de tratamiento avalan el uso de los inmunomoduladores tópicos tanto en lesiones activas como en terapias proactivas. Estas consisten en que se aplican dos veces a la semana en las zonas recurrentemente afectadas para evitar la reaparición de los brotes. Los inmunomoduladores han demostrado tener un buen perfil de seguridad y tienen la ventaja de no tener los efectos secundarios de los corticoides, pero el efecto es más lento y su precio más elevado.

Las manifestaciones clínicas que consideramos criterios menores de la dermatitis atópica también deben tratarse. Así, la ictiosis vulgar requiere hidratación diaria, mientras que la dermatosis plantar juvenil puede requerir tratamiento esteroideo tópico cuando se fisura o es sintomática. La queilitis, típica de los niños atópicos en edad escolar, responde bien al tratamiento con inmunomoduladores tópicos, y la dermatitis en la zona del pezón, propia de las niñas atópicas adolescentes, se resuelve con corticoides tópicos.

Los cuidados diarios de la piel de los niños con dermatitis atópica incluyen la hidratación diaria y mantener una higiene adecuada. El baño breve con agua no muy caliente y el lavado con jabones suaves de tipo syndet (synthetic detergents, detergentes sintéticos) contribuyen a eliminar la contaminación bacteriana, por lo que pueden hacerse diariamente.