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Patología del suelo pélvico y entrenamiento para el paciente varón



Los hombres también pueden padecer disfunción del suelo pélvico, incluida la incontinencia urinaria, la cual puede aparecer, por ejemplo, tras una intervención quirúrgica de próstata, por una hiperplasia benigna de próstata, por una cáncer de próstata o por una radioterapia. Muchas veces son individuos entre 50-65 años y puede asociarse a la aparición de disfunción eréctil, lo que conlleva una disminución de la calidad de vida.

Las pérdidas de orina en el varón se atribuyen a diversos factores intrínsecos y extrínsecos. Con los ejercicios de tonificación de suelo pélvico, también podemos contribuir y mejorar la incontinencia de orina.

El entrenamiento de la musculatura del suelo pélvico (EMSP), junto con las modificaciones en el estilo de vida, son las primeras medidas que se deben poner en marcha en el tratamiento de la incontinencia urinaria. Los ejercicios de EMSP realizan una puesta a punto en dicha musculatura, por tanto, son beneficiosos para prevención y tratamiento de la incontinencia urinaria, además de otros trastornos de la esfera sexual, como la eyaculación precoz y la disfunción eréctil.

Con este EMSP vamos a conseguir mejorar el tono y la fuerza muscular del suelo pélvico, perfeccionar la habilidad del paciente para mejorar la contracción voluntaria de este músculo ante los esfuerzos, evitando así los escapes de orina en circunstancias como toser, agacharnos, coger un peso, correr o simplemente andar.

Anatomía del suelo pélvico del hombre

En la anatomía del suelo pélvico masculino se identifican los diferentes músculos del periné del hombre, con un papel importante en las erecciones y el control eyaculatorio y, por ello, también en la satisfacción sexual del varón y su pareja. Su fortalecimiento mediante los ejercicios de Kegel también es útil para la incontinencia urinaria. El famoso músculo pubococcígeo (PC), quizá el más importante para la sexualidad, forma parte del levator ani.

Beneficios de los ejercicios de Kegel

Expongo a continuación los resultados de una interesante investigación sobre los beneficios de los ejercicios de Kegel para el fortalecimiento del suelo pélvico en la capacidad sexual de la mujer y el varón. Los músculos perineales superficiales tienen una función importante en el ciclo de respuesta sexual femenina y masculina.

Efectos en la sexualidad masculina

Los autores observaron que la erección de los órganos eréctiles masculino y femenino consta de tres fases: latente, turgente y rígido o muscular.

Los músculos perineales están inervados por el nervio pudendo procedente de la médula espinal sacra. La contracción tónica de los músculos isquiocavernosos durante la erección es necesaria para la rigidez del pene y también para el mantenimiento de la erección.

La eyaculación consta de dos fases:

  1. Emisión producida por la contracción secuencial del conducto deferente, la musculatura prostática y vesículas seminales, que vacían su contenido hacia la uretra interna, donde se junta el contenido de las glándulas bulbouretrales.
  2. Expulsión. Las señales sensitivas por llenado de la uretra interna desencadenan una contracción rítmica del músculo bulbocavernoso e isquiocavernoso, comprimiendo el tejido eréctil, con la expulsión espasmódica del semen desde la uretra al exterior.

En los hombres mayores, la eyaculación se produce con menos fuerza. Inmediatamente después de la fase de expulsión, el hombre entra en un período refractario posteyaculatorio. A medida que un hombre envejece, aumenta el período refractario.

La realización de los ejercicios de suelo pélvico, propician la contracción de los músculos pubovaginalis y puborrectalis, así como de los músculos perineales y podrían reducir el período refractario posteyaculatorio. Además, sirven para prevenir la reducción fisiológica de la fuerza de expulsión del líquido seminal.

Para entenderlo mejor, en los pacientes prostactemizados, al lesionarse el esfínter interno que controla la continencia, vamos a tener que recuperar y mejorar la fuerza de la musculatura del suelo pélvico para compensar estos mecanismos internos lesionados; mejorar la fuerza muscular del suelo pélvico, permitirá que este funcione como un mecanismo de cierre uretral, contribuyendo tanto a la continencia en reposo como a la continencia de esfuerzo.

Este entrenamiento de la musculatura del suelo pélvico consta de tres frases, la fase de concienciación, la de entrenamiento y la de mantenimiento:

  1. Fase de concienciación, sirve para aprender a localizar la musculatura del suelo pélvico
  2. Fase de entrenamiento de la musculatura del suelo pélvico, sirve para realizar contracciones musculares
  3. Fase de mantenimiento, se aconseja realizar una continuidad de estos ejercicios de tonificación de la musculatura del suelo pélvico

Fase de concienciación

En primer lugar, es importante reconocer los músculos del suelo pélvico, identificarlos y contraerlos correctamente de una forma aislada, sin contraer al mismo tiempo los músculos abdominales, los aductores de las piernas, ni los glúteos.

En posición tumbado boca arriba con las piernas flexionadas y separadas, es importante adoptar una postura cómoda donde no haya tensión muscular sobre la región posterior de la columna, periné o las piernas. Colocar los dedos o la palma de la mano en el espacio situado entre el pene y el ano (piel del periné).

A continuación, contraer como si quisiera aguantar las ganas de orinar y mantener unos segundos. Debemos notar la contracción del suelo pélvico en nuestros dedos.

La coordinación con la respiración es esencial, se realiza la contracción del suelo pélvico durante la espiración. Se realiza una inspiración profunda y notamos como se hincha el vientre. Al espirar se hace la contracción mientras se expulsa el aire progresivamente.

Fase de entrenamiento

En esta fase, se distinguen dos tipos de ejercicios para trabajar la musculatura del suelo pélvico, las contracciones tónicas o lentas, que nos ayudan a llevar el día a día y las contracciones fásicas o rápidas, que sirven para ejercitar la musculatura en momentos puntuales. Ambas son importantes, por lo que se deben trabajar las dos por igual.

Las contracciones lentas sirven para tonificar un subtipo de fibras musculares que constituyen más o menos el 70% de la musculatura del suelo pélvico y son las responsables del mantenimiento de la continencia en reposo. En la misma posición en la que estábamos (tumbado boca arriba con las piernas flexionadas y separadas sobre dos o tres almohadas), para llevar a cabo este tipo de ejercicios, como hemos aprendido ya, primero coger aire y después, mientras se suelta, contraer la musculatura del suelo pélvico.

Manteniendo esta contracción durante 3 segundos y relajando la musculatura en el doble de tiempo, 6 segundos.

Se aconseja realizar 10 repeticiones por la mañana y otras 10 veces por la noche. Se puede ir alargando el tiempo de las repeticiones según se vaya adquiriendo fuerza y resistencia. Inicialmente puede empezar contrayendo 3 segundos y relajando 6, después de un tiempo contraer 4 y relajar 8 segundos, así progresivamente hasta que llegue a 10 segundos de contracción.

Las contracciones rápidas ejercitarán otro tipo de fibras musculares presentes en el suelo pélvico, que se contraen durante los aumentos súbitos de la presión intraabdominal, como por ejemplo ante un estornudo, una tos, al coger un peso, al tonificar estas fibras, aumentaremos el cierre uretral evitando los escapes de orina en los esfuerzos.

Un ejemplo podría consistir en realizar un ejercicio en la misma posición en la que hemos estado trabajando hasta ahora, previo a la tos o el estornudo, sentado o de pie, realizando la contracción de la musculatura del suelo pélvico sólo durante 1-2 segundos y posteriormente, relajar durante 2 segundos. Se aconseja realizar 3 series de 10 repeticiones con descansos y varias veces al día.

Si podemos integrar la contracción del suelo pélvico junto a la contracción del abdomen y del diafragma podremos bloquear nuestro periné antes de realizar un esfuerzo, evitando los escapes de orina con los esfuerzos.

Fase de mantenimiento

Esta fase es muy importante para mantener e incrementar los beneficios obtenidos (aumento del tono muscular, la fuerza muscular y disminución de los escapes de orina) con los ejercicios de tonificación de la musculatura del suelo pélvico. La práctica diaria mantenida puede ocasionar beneficios a largo plazo, con la mejoría en la calidad de vida.