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¿Puede la vacuna COVID-19 causar una reactivación o empeoramiento de la dermatitis?



Durante la pandemia COVID-19 que estamos viviendo es lógico que nuestros pacientes con distintas patologías nos pregunten si tienen mayor riesgo ante la infección por SARS-CoV-2, si la vacunación puede tener algún efecto negativo en su enfermedad, o si están predispuestos a sufrir reacciones adversas por la vacuna. En el caso de la dermatitis atópica voy a intentar en este post resumir el estado actual de conocimiento sobre estos aspectos.

En un estudio de cohortes publicado recientemente1, los autores comparan dos grupos de individuos mayores de 20 años. El primero, con diagnóstico registrado de dermatitis atópica antes del 1 de enero de 2020, incluyó 39.417 personas. El segundo, sin diagnóstico de dermatitis atópica incluyó 397.293 personas. La incidencia de infección por SARS-CoV-2 fue ligeramente superior en el grupo con dermatitis atópica (incidence rate ratio, IRR 1,41). Al ajustar para factores de posible confusión (comorbilidades asociadas) el riesgo de infección fue menor, aunque seguía incrementado (IRR 1,18). Sin embargo, los pacientes tratados con dupilumab (fármaco biológico que bloquea la inflamación tipo 2 al unirse al receptor común para IL-4 e IL-13) presentaban menor riesgo de contraer la infección. Los autores concluyen que el ligero aumento del riesgo de contraer COVID-19 observado en este estudio podría deberse a la influencia de factores de confusión (comorbilidades, características demográficas o socioeconómicas) y que, en concordancia con otros estudios previos, el tratamiento biológico, dupilumab, de la dermatitis atópica no aumenta el riesgo de infección.

Respecto a si los pacientes con dermatitis atópica están predispuestos a sufrir formas más graves de infección COVID-19, muchas publicaciones recientes concluyen lo contrario. En este sentido, Rakita y cols.2 estudian retrospectivamente una serie de 430 adultos con infección confirmada por SARS-CoV-2 incluyendo 48 pacientes con dermatitis atópica. En su serie, los pacientes con y sin dermatitis atópica tuvieron la misma probabilidad de hospitalización, requerimiento de oxigenoterapia y/o ventilación mecánica, estancia hospitalaria prolongada, síntomas persistentes de COVID-19 o muerte por COVID-19. Concluyen que su estudio, en concordancia con otros previamente publicados, demuestra que la dermatitis atópica no es un factor de riesgo para padecer formas más graves de COVID-19.

En cuanto a la vacunación, que ha demostrado ser el arma más eficaz para combatir la pandemia, los pacientes con dermatitis atópica pueden tener dos preocupaciones ante ella. Primero, ¿puede la vacuna COVID-19 causar una reactivación o empeoramiento de la dermatitis? Segundo, ¿influyen los tratamientos sistémicos de la dermatitis atópica en la respuesta inmune a la vacuna?

La respuesta a estas dos preguntas la podemos encontrar en el trabajo de Diotallevi y cols.3 que revisan la literatura publicada al respecto. No hay motivo para pensar que las vacunas COVID-19 se asocien de forma significativa al desencadenamiento de brotes o agravamiento de la dermatitis atópica, hecho que ha sido descrito (no sin controversia) para algunas vacunas vivas. Respecto a la influencia negativa de los tratamientos inmunosupresores o inmunomoduladores en el nivel de protección inducido por la vacunación hay menos datos, y considerando lo publicado para otras vacunas, cabría pensar que el tratamiento con corticoides sistémicos, metotrexato, ciclosporina o azatioprina sí que podría disminuir la eficacia de la vacunación COVID-19. No está claro si es o no conveniente suspender el tratamiento unas semanas antes de la vacunación, teniendo en cuenta el riesgo de exacerbación de la dermatitis que esto supondría. Aunque no hay estudios sobre el efecto de dupilumab en la vacunación COVID-19, sí los hay con otras vacunas inactivadas, demostrando que no influye negativamente en la respuesta inmune a las mismas.

Para concluir, podemos decir a nuestros pacientes con dermatitis atópica que la evidencia más reciente apunta a que, si bien es posible que haya un ligero aumento del riesgo de contraer la infección COVID-19 (controvertido), la dermatitis atópica no aumenta el riesgo de sufrir formas graves o complicaciones de esta. Y que pueden vacunarse sin temer que la vacuna pueda desencadenarles un brote o empeorar su dermatitis. En caso de estar recibiendo un tratamiento sistémico inmunosupresor (corticoides, ciclosporina, otros) podría ser que la respuesta inmune a la vacuna fuera más débil, pero no tienen mayor riesgo de reacciones adversas en comparación con la población general.


Bibliografía y referencias: