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¿Qué dicen las guías de depresión sobre cómo elegir un antidepresivo?



Con el término “depresión” hablamos no de una, sino de un grupo de enfermedades que tienen una presentación común: tristeza patológica, pérdida de capacidad para disfrutar de las cosas, pérdida de ilusión, falta de energía o cansancio, desesperanza, dificultades cognitivas, alteración de ritmos biológicos, ansiedad, cogniciones pesimistas, aislamiento social, etc.

Podemos pensar que los trastornos depresivos son como un iceberg del cual solo vemos la punta, que son esos síntomas, permaneciendo ocultas las causas que responden a unos procesos complejos en los que interaccionan factores internos (de la propia persona) y externos (estresores ambientales).

La depresión unipolar o trastorno depresivo mayor se diagnostica en pacientes que han sufrido al menos un episodio depresivo mayor y no tienen antecedentes de manía o hipomanía.

En cuanto al tratamiento, no existen aún predictores biológicos, genéticos o clínicos bien establecidos que ayuden a elegir entre los diferentes tratamientos disponibles, pero puede ser de utilidad a la hora de seleccionar un determinado tratamiento el análisis de la sintomatología predominante, que nos va a orientar hacia cuál es el sistema de neurotransmisión disfuncional predominante.

Así, el tratamiento debe ser individualizado, basando la selección de un determinado principio activo en factores como1, 2:

  • Seguridad,
  • Perfil de efectos adversos/tolerabilidad,
  • Síntomas depresivos específicos: no todas las depresiones son bioquímicamente iguales, predominio de síntomas cognitivos, síntomas atípicos, inhibición o agitación…
  • Patologías comórbidas, tratamientos comórbidos por posibilidad de interacciones,
  • Preferencias del paciente,
  • Facilidad de toma, para fomentar adherencia (mejor una toma al día…),
  • Respuesta previa del paciente en un episodio previo. Es útil también para facilitar la elección preguntar por antecedentes en familiares de primer grado,
  • Coste.

Debemos tener en cuenta también que la relación médico-paciente es una poderosa herramienta de tratamiento. Transmitir empatía, desarrollar alianza terapéutica, sentido de colaboración y esperanza, pueden afectar los resultados del paciente tanto como la elección de un antidepresivo.


Bibliografía y referencias: