Relación entre depresión y niveles de colesterol
Durante la charla de Madrid del Programa AAP se realiza una pregunta que se entendió como irónica, planteando el factor del “ibérico” como tratamiento de la clínica depresiva. Como además no entendí la pregunta y pensé que se refería al hipérico (hierba de San Juan, producto de características antidepresivas vendido en herbolario y potente inductor enzimático del citocromo p450…), dejé pasar por alto la posibilidad siempre interesante de hablar acerca de la grasa y la salud mental en general y la depresión de forma específica.
Por ese motivo querría dedicar este post a presentar varios escritos acerca de depresión y niveles de colesterol, aunándome a la corriente cada vez más extendida a la luz de últimos metaanálisis, que nos señalan la necesidad de valorar cuidadosamente el riesgo-beneficio cuando nos planteamos el tratamiento con estatinas. Recomiendo lectura de un artículo abierto en internet (Prescribing statins: time to rein it in. The Pharmaceutical Journal. 19 de marzo 2015. John Abramson).
Desde hace tiempo en psiquiatría se plantea la asociación entre el bajo colesterol total y la clínica depresiva, y en especial con la conducta suicida y la impulsividad. Es cierto que habitualmente los estudios suelen ser transversales y correlacionales, sin suficientes pruebas en estudios experimentales, pero que en todo caso nos pueden hacer pensar en una tendencia que desde luego habría que tratar de estudiar de forma más extensa.
Recomiendo varios textos accesibles de forma abierta en internet:
-Smoking, high blood pressure, diabetes and obesity linked to unhealthy brains. (en este texto se reseña específicamente que los niveles altos de colesterol no se asocian a menor materia gris en tomografía axial computarizada (TAC), sí factores de riesgo como el tabaco, la hipertensión arterial y la diabetes).
En todo caso planteaba dejar la polémica abierta, ya que aunque creo que en España el tratamiento de la hipercolesterolemia no parece ser tan intensivo como en otros países desarrollados, sí que vemos un incremento importante en el uso de estatinas (supongo que con repuntes a la baja recientes), y quizás habría que reevaluar su necesidad y los posibles efectos colaterales psiquiátricos en personas con patología depresiva y un aumento de lo impulsivo (varios intentos suicidas tras el uso de estos tratamientos).