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Un repaso por los aspectos inmunológicos de la vacunación


Dr. José Gómez Rial | Inmunología

Hospitalario Universitario de Santiago de Compostela, Santiago


Nuestro sistema inmunitario se asienta sobre cuatro pilares fundamentales que lo definen: especificidad, diversidad, memoria y autolimitacion. La herramienta de la vacunación se asienta sobre el pilar de la memoria de nuestro sistema inmune, que va a recordar el encuentro con un patógeno y responder de una forma mucho más rápida y más eficiente en los próximos encuentros.

Las células que conforman nuestro sistema inmunitario se agrupan en dos componentes claramente diferenciados: componente innato y adaptativo (o específico). Ambos componentes actúan de una forma perfectamente integrada y coordinada ante cualquier amenaza a nuestro organismo. Así, ante un estímulo que proviene de una invasión del patógeno o de un antígeno vacunal, en primer lugar, se produce la rápida activación de la inmunidad innata (células dendríticas y macrófagos) quienes son los encargados de contener la infección y transmitir la señal a los ganglios linfáticos, donde se encuentran perfectamente organizados las células inmunes T y B pertenecientes al componente adaptativo. Una vez activadas en el ganglio linfáticos, comienza la proliferación celular y la salida de células efectoras del ganglio linfático quienes acudirán al lugar de la infección (o pinchazo) para resolver la amenaza.

En las vacunas, los adyuvantes vacunales son los encargados de activar la inmunidad innata, mientras que el antígeno vacunal es el presentado a las células T y B del ganglio para la generación de las células efectoras y anticuerpos que destruirán todo aquello que porte el antígeno que las ha activado. Con el tiempo estas células efectoras y estos anticuerpos progresivamente desaparecen de la circulación y solo permanecen las células de memoria generadas que recircularán durante varios años (hasta 30 años) por todo el organismo a la espera de un nuevo encuentro con el antígeno/patógeno. Si el encuentro se vuelve a producir, rápidamente se pone en marcha la maquinaria celular de activación, proliferación y generación de nuevas células efectoras, de una forma mucho más rápida y eficiente para combatir la infección. Este es el objetivo de las vacunas: entrenar a nuestro sistema inmunitario para que cuando tenga que enfrentarse a un patógeno pueda responder rápida y eficientemente.