¿Vamos hacia un nuevo confinamiento? Pautas para controlar la ansiedad
Tras un aparente respiro durante los meses de verano, cada vez está más presente en el horizonte la posibilidad de un nuevo confinamiento, dado el incremento de casos de coronavirus. Más allá de las lógicas consecuencias económicas y sociales de este tipo de medidas, es importante tener en cuenta las implicaciones a nivel psicológico que puede representar una “marcha atrás” en la evolución de la pandemia mucho antes de haber “regresado” a la normalidad.
Es por ello que cobra gran importancia la prevención como clave para el control de la ansiedad y las emociones asociadas (miedo, duda, incertidumbre, soledad, etc.).
La ansiedad va a poder manifestarse de formas muy dispares, variando en función de las personas y el momento. Por ejemplo: sensación de nerviosismo, tensión o incluso agitación; sensación de pánico, peligro inminente o catástrofe; incremento del ritmo cardíaco, palpitaciones; sensación de ahogo, con respiración rápida y opresión en el pecho; sudoración, temblores y escalofríos; sensación de debilidad o cansancio, mareos; problemas para concentrarse o para no pensar en la preocupación actual; insomnio, pesadillas; alteraciones gastrointestinales.
Será de gran utilidad establecer unas pautas para mantener nuestras vidas lo más organizadas dentro de lo posible, estableciendo rutinas. Hay que evitar el abandono personal y tratar de aprovechar el tiempo, practicando deporte y evitando la sobreinformación y la exposición excesiva a las nuevas tecnologías.
En el caso de que aparezca o se reagudice la ansiedad, es importante realizar un abordaje rápido de la misma para evitar la progresión del disconfort y la aparición de otros trastornos. Aunque se pueden intentar en primer lugar técnicas de relajación y mindfulness, no todas las personas van a responder igual ante este tipo de estrategias. Por ello, el empleo de psicofármacos va a ser útil, especialmente en aquellas personas con síntomas moderados o graves.
Lo más recomendable sería iniciar un tratamiento con benzodiacepinas de vida media-larga que aseguren un control de los síntomas durante todo el día, haciendo especial hincapié en el manejo del insomnio y añadiendo un hipnótico en los casos necesarios, sin miedo alguno.
Si con las benzodiacepinas no es suficiente para doblegar la ansiedad o existe un elevado componente de angustia psíquica (miedos, agobios, preocupaciones, etc.), tal vez sea recomendable iniciar tratamiento con un antidepresivo de perfil serotoninérgico…manteniendo el tratamiento ansiolítico e hipnótico el tiempo necesario hasta alcanzar el control de los síntomas.