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Voy a prescribir un aerosol presurizado y tengo dudas, muchas dudas...



En mi práctica clínica diaria, son numerosas las ocasiones en las que observo prescripciones de aerosoles presurizados con dudas conceptuales, que pueden llevar a fracasos en el objetivo. Los pacientes buscan la posología más cómoda, con el dispositivo más cómodo, y en muchas ocasiones, la adherencia está supeditada a estos factores, que debemos tener en cuenta a la hora de prescribir un tratamiento inhalado.

El clínico ha de ir un paso por delante, observando el perfil del paciente y sondeando sus pretensiones y posibilidades, para adecuar el dispositivo a cada perfil de persona. En esto, los médicos de familia llevamos ventaja, por nuestro conocimiento del paciente y de su entorno. Pero la realidad nos dice que el dominio sobre terapia inhalada de los clínicos que atendemos enfermos respiratorios deja mucho que desear en España (Tabla 1).

Tabla 1: Estudio de opiniones profesionales, conocimientos y hábitos clínicos sobre terapia Inhalada de los médicos españoles (Estudio OPTIM)1.
Clasificación del conocimiento "pobre" o adecuado sobre la terapia inhalada en la muestra tras la exclusión de otras especialidades y en cada especialidad
  Muestra de médicos especialistas
(n = 1.495)
Neumología (n =  652) Alergología (n = 270) Atención primaria
(n = 307)
Medicina interna
(n = 266)
p
(entre los grupos de especialidad)
Pobre (≤ 2 puntos) 1.283 (85,8) 533 (81,7) 227 (84,1) 281 (91,5) 242 (91,0)  
Adecuado (≤ 3 puntos) 212 (14,2) 119 (18,3) 43 (15,9) 26 (8,5) 24 (9,0) < 0,05
Los valores se presentan en forma de media y porcentajes entre paréntesis.

En el caso de los aerosoles presurizados, es muy frecuente observar la administración de los mismos sin una correcta coordinación de la inhalación y el disparo2, lo que invalidaría su uso sin cámara espaciadora, por producir un impacto masivo del fármaco en orofaringe, imposibilitando un adecuado depósito pulmonar.

Para arrojar un poco de luz sobre este particular, la normativa actual nos recomienda seguir estos pasos a la hora de utilizar un cartucho presurizado:

  1. Paciente de pie o, al menos, incorporado
  2. Agitar el cartucho, si es preciso, sujetándolo firmemente haciendo pinza con los dedos índice y pulgar
  3. Destapar el cartucho y realizar una ESPIRACIÓN PROFUNDA. Este es un paso crítico, en especial cuando tratamos enfermedades con un perfil espiratorio obstructivo, como son el asma y la EPOC
  4. Adaptar la boca a la boquilla del cartucho, evitando obstrucciones por la lengua o dientes, y sin posibilidad de escapes
  5. Comenzar a inspirar lentamente, y solo entonces, efectuar el disparo del cartucho. Seguir inspirando lentamente, hasta completar la capacidad pulmonar total, sin interrupciones
  6. Realizar una apnea de al menos 10 segundos
  7. Tapar el cartucho tras su uso

En general, es muy difícil encontrar un paciente que realice estos pasos de forma correcta, y cuando esto ocurre, podemos aspirar a conseguir un depósito pulmonar (en el mejor de los casos), del ¡9 por ciento! (Tabla 2).

Tabla 2: Depósito de los fármacos en dispositivos de aerosol presurizado. Adaptado de la Normativa sobre la utilización de fármacos inhalados2.
  Depósito orofaríngeo (%) Depósito pulmonar (%)
Cartucho presurizado 81 9
Cartucho presurizado con cámara (1 disparo) 17 21
Cartucho presurizado con cámara (varios disparos) 11 15

Cuando utilizamos una cámara de inhalación, podemos aumentar ese depósito hasta un máximo del 21%, pero solo si realizamos los disparos de uno en uno. Esta afirmación es importante, pues si “purgamos la cámara”, actitud muy extendida, que consiste en efectuar varios disparos, buscando quizá mejorar el paso al pulmón o la eficiencia de esta, conseguimos exactamente lo contrario, pues inutilizamos el efecto antiestático del recubrimiento interno de la cámara, y el depósito pulmonar decrece hasta un paupérrimo 15%.

Hay una gran ventaja de la cámara espaciadora, y es que reduce mucho el depósito orofaríngeo, lo que puede minimizar los efectos secundarios de los fármacos a este nivel (especialmente conocidos los de los corticoesteroides), pero también la absorción transmucosa, que podría conllevar efectos secundarios a nivel sistémico3,4.

Por tanto, recomiendo al lector que mejore en lo posible la capacidad de depósito pulmonar de los tratamientos que prescribe, en primer lugar informándose/formándose sobre terapia inhalada, y en segundo lugar adaptando siempre el grupo terapéutico y el fármaco prescrito a la consideración inicial de que la simbiosis paciente-dispositivo es fructífera.

Mi secuencia de prescripción es la siguiente:

1º dispositivo → 2º grupo terapéutico → 3º molécula


Bibliografía y referencias: