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Dermatitis atópica: dudas y respuestas sobre la corticoterapia



La dermatitis atópica es una dermatosis crónica inflamatoria y pruriginosa que afecta en mayor o menor intensidad al 25% de los niños y a un 2-3% de los adultos, frecuentemente asociada a elevación de IgE sérica y a una historia personal o familiar de asma y rinitis. Es frecuente que se inicie entre los 3 y 6 meses de edad, de manera que un 60% de los pacientes inician los síntomas en el primer año de vida, y un 90% antes de los 5 años. Afortunadamente, hasta los 70% de casos se resuelven antes de llegar en la vida adulta, siendo más raro que esta enfermedad se inicie en el adulto.

Su patogénesis es compleja, y engloba factores genéticos, inmunológicos y ambientales, que conducen a una disfunción de la barrera cutánea y a una disregulación del sistema inmune. Como consecuencia, tendremos eritema, edema, xerosis, excoriaciones, costras y liquenificación (aumento del grosor de la piel) y el prurito como protagonista constante de esta molesta enfermedad a la que en ocasiones no se le da la suficiente importancia.

Casi siempre el diagnóstico es clínico, aunque también se puede recurrir a los criterios de Hanifin y Rajka (Figura 1).

Figura 1

Respecto al tratamiento conviene recordar que los corticoides tópicos son el tratamiento más utilizado tanto en niños como en adultos, cuando las medidas de hidratación y cuidados no son suficientes. No es algo nuevo: hace más de 60 años que se utilizan, así que conocemos perfectamente sus ventajas y también sus problemas potenciales derivados de un mal uso o abuso (Figura 2). Se utilizan tanto para el tratamiento de la fase inflamatoria activa como para la prevención del brote, en algunos casos.

Figura 2

Sin embargo, la corticofobia es un hecho que vemos a diario en nuestras consultas. Por este motivo es importante explicar bien el tratamiento y despejar las dudas del paciente.

Los corticoides tópicos se agrupan en 7 clases en función de su potencia, desde la más baja (VII) a la más alta (I).

¿Cuál tratamiento elegir?

Depende, porque no existen normas al respecto. Nuestra elección va a depender de la extensión de las lesiones, de la edad del paciente, de la localización y de la gravedad de las mismas. Tan importante es la correcta elección del corticoide (en general se utilizan los de media y elevada potencia en brotes durante periodos cortos para conseguir un rápido alivio de la sintomatología), como de la galénica (lociones, emulsiones, cremas, pomadas o ungüentos).

Pero ojo con zonas de piel más fina como la cara y los pliegues, donde la penetración es mayor y, por tanto, tendremos que ser más prudentes.

¿Y con qué frecuencia?

Existen evidencias que sugieren que con una vez al día es suficiente para los de mayor potencia. La cantidad a aplicar depende de la localización y edad del paciente, y se expresa en FTU (fingertip unit, que es la cantidad que cabe en la punta del dedo, unos 0,5 g). Y no hay que tener miedo de extender la crema hasta que se absorba.

Efectos adversos

Pese a ser un medicamento temido, la realidad es que la incidencia de efectos adversos notificados es baja (y casi siempre por un mal uso). Los efectos secundarios a nivel cutáneo son los más frecuentes, e incluyen púrpura, telangiectasias, estrías, hipertricosis focal y erupciones acneiformes (o tipo rosácea, en la cara). La atrofia cutánea es uno de los efectos más temidos y puede ser inducida por cualquier tipo de corticoide tópico, aunque el riesgo es mayor con los de mayor potencia, la oclusión, la aplicación en áreas de piel más fina y en personas de edad avanzada.

La mayor parte de estos efectos secundarios se resuelven al interrumpir el tratamiento, al cabo de unos meses. Por todo ello no se recomienda el tratamiento continuo durante largos periodos de tiempo.

Otro problema potencial de los corticoides tópicos es la taquifilaxia, fenómeno por el cual el uso repetido de un medicamento disminuye la eficacia del mismo (de ahí la recomendación de realizar periodos de descanso).

Acordaros que los corticoides tópicos no engordan, así que habrá que buscar otros culpables de ese aumento de peso.

Pero sí existe la posibilidad (sobre todo con los de alta y muy alta potencia) de que se produzca una absorción en un grado suficiente para provocar efectos secundarios. El riesgo de supresión del eje hipotalámico-pituitario-adrenal es bajo, pero significativo ante un uso continuado en grandes extensiones, sobre todo en pacientes que reciben corticoides por otras vías (inhalada, intranasal u oral). La hiperglicemia y la hipertensión por esta causa son extremadamente raras.

En definitiva, existe consenso en concluir que los corticoides tópicos tiene un buen perfil de seguridad, siempre y cuando se realice un uso prudente y ponderado.


Bibliografía y referencias: