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Adrenalina intramuscular en la anafilaxia pediátrica


Dr. Luis Sánchez Santos | Pediatría

Centro de Salud de Conxo, Santiago de Compostela


La anafilaxia en sus múltiples formas es una de las emergencias más frecuentes que suceden en edad pediátrica. La causa más común es la alergia alimentaria y en menor medida las reacciones adversas a medicamentos. Cuando la liberación de histamina derivada de la reacción inmunopatológica es significativa, el cuadro clínico puede comprometer la vida del paciente en pocos minutos, bien por compromiso de la vía aérea, por obstrucción bronquial severa o por shock.

En cualquier caso, independientemente de la causa y su manifestación principal, el tratamiento esencial es la administración de adrenalina. De hecho, este fármaco tiene un impacto a la hora de modificar el pronóstico en la patología, tiempo dependiente, sólo comparable al de la desfibrilación eléctrica precoz en los ritmos desfibrilables, causantes de una parada cardiorrespiratoria. En lo que se refiere a la administración de adrenalina, todas las guías de manejo coinciden que independientemente del lugar en que se produzca, y su manifestación clínica principal, lo primero que hay que hacer es administrar adrenalina y a continuación alertar (es decir administrar primero, llamar después). Por este motivo, los pacientes a los que se les ha identificado una reacción alérgica mediada por IgE y demostrada clínicamente deben portar dos plumas de adrenalina autoinyectables ajustadas a su edad de manera que ante el primer signo clínico se administre de inmediato por vía intramuscular y se yugule la reacción, alertando al servicio de emergencias a continuación que tomará la decisión más adecuada en cada caso. Cuando la reacción se produce “de novo” (es decir sin diagnóstico previo y sin disponibilidad de pluma de adrenalina por el paciente o sus familiares), se debe administrar adrenalina en contexto sanitario partiendo de la presentación clínica de la misma, es decir de las ampollas de adrenalina que contienen en un centímetro cúbico un miligramo de adrenalina.

Las guías internacionales de soporte vital recomiendan que en caso de anafilaxia se administre la adrenalina sin diluir por vía intramuscular a una dosis de 10 μg por kg de peso. Esta recomendación sencilla, clara y directa puede dar lugar a problemas asistenciales en lactantes. Por ejemplo, un paciente de 8 kg de peso que presenta un cuadro compatible, debería recibir 70 μg de adrenalina por vía intramuscular lo que en términos de volumen equivale a 0,07 ml. Sin tener en cuenta la dificultad de cargar este volumen en una jeringuilla, la capacidad interna de la aguja con la que se va a administrar, supone que una parte significativa de ese volumen permanezca en la aguja una vez vaciada la jeringuilla y no llegue a producir el efecto deseado. Por ello en pacientes en los que le volumen resultante de la adrenalina sin diluir sea inferior a 0,2-0,3 cc sería conveniente titular el efecto de forma inmediata y de no producirse, administrar una segunda dosis de la adrenalina diluyéndose hasta alcanzar un volumen mínimo de 0,2 cc. Cabe considerar en cualquier caso que no hay una recomendación específica en relación con el volumen mínimo que debe alcanzar una medicación por vía intramuscular para ser efectiva, por ello debe titularse el efecto para garantizar que se alcanza el efecto deseado.


Bibliografía y referencias: