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Medicina centrada en el paciente como estrategia para mejorar la adherencia al tratamiento de síntomas del tracto urinario inferior



A pesar de haberse establecido un marco de seguimiento claro, tanto por parte de los médicos de Atención Primaria como de los urólogos, la adherencia al tratamiento médico de los síntomas del tracto urinario inferior (STUI) asociados a la hiperplasia benigna de próstata (HBP), es baja en general.

Por otra parte, la adherencia disminuye a medida que se prolonga el tiempo de tratamiento y, en general, esta falta de adherencia está relacionada con la presencia de efectos adversos secundarios a la toma de la medicación y la falta de cumplimiento de expectativas del paciente. Tan solo entre el 23% y el 40% de los pacientes continúa tomando la medicación al año del diagnóstico. La adherencia varía según el tipo de tratamiento establecido, así, según Cindolo et al. la tasa de adherencia en pacientes en tratamiento más de 6 meses fue de un 63% a los 10 meses, bajando a un 29% a los 12 meses1. Esta persistencia es de un 35% (12 meses) y un 15% (60 meses en pacientes tratados con alfabloqueantes [AB]), un 18% (10 meses) y un 8% (12 meses) con tratamiento con inhibidores de la 5α-reductasa (5-ARI), un 9% (10 meses) y un 3% (12 meses) con tratamiento combinado (AB/5-ARI).

Como ocurre en cualquier otra enfermedad crónica la baja tasa de adherencia a largo plazo incrementa la progresión y la presencia de complicaciones. En la actualidad las posibilidades terapéuticas son claras, cada uno con sus características específicas y su tasa de adherencia concreta al año. Sin embargo, el hecho de la baja adherencia en general y de que el comportamiento sea similar al que ocurre en otras enfermedades crónicas hace pensar que algo se nos escapa, de modo que mejorar la tasa de adherencia tiene implicaciones adicionales a mejorar las moléculas y los regímenes de tratamiento. Una vez establecido un tratamiento correcto y un seguimiento adecuado deberemos poner en práctica un cambio de mirada que nos permita mejorar la adherencia realizando una atención centrada en el paciente y un trabajo integrado entre los profesionales.

Atención centrada en el paciente

Si se admite que la adherencia al tratamiento en las patologías crónicas en general (y también en los STUI) es baja y se considera un problema de primer nivel por la Organización Mundial de la Salud2, deberemos admitir también que el modelo de medicina basada en la evidencia (MBE), por sí mismo, no resuelve todos los problemas que se pensó en un primer momento que resolvería. El concepto de medicina centrada en el paciente (MCP) usado por primera vez en 1969 por Enid Blanit consiguió un rápido auge posiblemente en relación con la necesidad de dar un nuevo enfoque a la atención sanitaria que diese respuesta a problemas que la MBE no había resuelto, tales como la baja tasa de adherencia al tratamiento en enfermedades crónicas3.

Contra lo que se pueda creer, la MCP es un modelo de medicina tan bien establecido como la MBE. Revisando diversos trabajos es posible reconocer dos dimensiones diferentes de este modelo que los profesionales deben tener presentes:

  1. La primera dimensión se refiere a que en una consulta centrada en el paciente el médico debe evaluar la enfermedad, así como cuatro dimensiones de la experiencia de la enfermedad por parte del paciente: los sentimientos acerca de estar enfermo, sus ideas sobre cuál es el origen de su enfermedad, el impacto del problema en su vida diaria y sus expectativas de tratamiento y de resultados a obtener4.
  2. La segunda dimensión implica fomentar un enfoque de consenso en las medidas terapéuticas participativo e igualitario con el paciente4,5.

Estas dos dimensiones no son excluyentes y tienen efecto en la adherencia y resultados en salud. De esta forma podemos afirmar que el término MCP incluye la perspectiva de este, su contexto psicosocial, la toma de decisiones compartida, empoderamiento y responsabilidad. En un documento de consenso elaborado por representantes de la educación médica y organizaciones profesionales, se identificaron siete tareas esenciales de comunicación con el fin de mejorar la adherencia en el contexto de la MCP6-7 (Tabla 1).

Tabla 1: Tareas fundamentales en la comunicación médico-paciente para mejorar la adherencia en el contexto de la MCP6-7.
Construir relación médico-paciente
Abrirse a la discusión
Recabar información
Entender la perspectiva del paciente
Compartir información
Alcanzar consensos en los planes terapéuticos
Cerrar la entrevista de forma adecuada

Bibliografía y referencias:

  1. Cindolo L, Pirozzi L, Fanizza C, Romero M, Tubaro A, Autorino R, et al. Drug adherence and clinical outcomes for patients under pharmacological therapy for lower urinary tract symptoms related to benign prostatic hyperplasia: population-based cohort study. Eur Urol. 2015;68:418-25.
  2. Adherence to long-term therapies: evidence for action. World Health Organization 2003.
  3. Balint E. The possibilities of patient-centered medicine. J R Coll Gen Pract. 1969;17:269-76.
  4. Schofield T. Patient-centered medicine: transforming the clinical method. BMJ. 1995;311:1580.
  5. Byrne PS, Long BEL Great Britain. Department of Health and Social Security. Doctors talking to patients. A study of the verbal behaviour of general practitioners consulting in their surgeries. London: London England Her Majestys Stationery Office, 1976.
  6. Makoul G. Essential elements of communication in medical encounters: the Kalamazoo consensus statement. Acad Med. 2001;76:390-3.
  7. Foo KT. From evidence-based medicine to evidence-balanced medicine for individualized and personalized care: As applied to benign prostatic hyperplasia/male lower urinary tract symptoms. Int J Urol. 2017;24:94-5.