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Vitamina D, nuevas propiedades


Dr. Esteban Jódar Gimeno | Endocrinología y Nutrición

Hospital Universitario Quirónsalud, Madrid


La hormona D (y no vitamina D) es realmente un secosteroide hormonal que modula la transcripción de más de 200 genes en muy diferentes tejidos con muy diferentes funciones. La historia de su descubrimiento es realmente interesante (puedes verla aquí).

La vitamina D fue descubierta en 1922 (McCollum EV). La hormona D tiene como papel fundamental asegurar una absorción eficiente de calcio en el intestino (en el mismo enlace de antes poder ver más), una vez activada en el riñón tanto por PTH como por la caída en las concentraciones de fósforo en sangre. Hoy sabemos que otra hormona recientemente identificada (FGF23) es su principal inhibidor causando a la vez fosfaturia (aquí poder leer una revisión de los FGF en endocrinología.

Además de este papel clásico, la hormona D se ha implicado en funciones tan diversas como el control de la glucemia, de la presión arterial o de la apoptosis de células anormales en tejido mamario o próstata entre otros (Figura 1).

Figura 1

Pero una de las funciones más interesantes de la hormona D y que ilustran un doble papel en la fisiología es la defensa antimicrobiana y, concretamente, contra la micobacteria de la tuberculosis. Aunque pueda parecer novedoso, este es el principio usado en los sanatorios antituberculosos durante el siglo pasado (exposición solar para producir más vitamina D). En presencia de adecuadas concentraciones de 25OH vitamina D, los macrófagos son capaces de producir calcitriol al contar con 1-alfa-hidroxilasa que, cuando el macrófago contacta con la micobacteria, produce un quimioterápico capaz de matar a la batería la catelicidina (Figura 2).

Figura 2

Aún más novedoso e interesante es la potencial interrelación entre la hormona D, sus receptores y la microbiota intestinal regulando la respuesta inmune.

Esta vía de investigación nos puede ayudar a comprender los efectos descritos en estudios epidemiológicos que muestran mejores resultados de salud en personas con mayores concentraciones de hormona D y que a través de influenciar la inflamación, la autofagia y la composición de la microbiota, podría modular la respuesta inmune y la inflamación crónica que están en la base de múltiples patologías (Figura 3).

Figura 3