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Puntos clave del diagnóstico, tratamiento y seguimiento de vejiga hiperactiva


Dr. Juan Manuel Corral Molina | Urología

Hospital Clínic Barcelona, Barcelona


Al finalizar la actualización sobre vejiga hiperactiva, para médicos de Atención Primaria, en el Congreso Anual AAP de Barcelona quedaron muchas dudas de los asistentes sin resolver, sobre todo del diagnóstico, tratamiento y seguimiento a los pacientes, por lo que, a continuación se responde a la mayoría de ellas como puntos clave.

  • La vejiga hiperactiva se define como la manifestación por parte del paciente de urgencia miccional con o sin incontinencia, acompañada de un aumento de la frecuencia miccional tanto diurna como nocturna.
  • Forma parte de la sintomatología relacionada con el tracto urinario inferior (STUI), y no se trata de una enfermedad sino de una condición que puede ser secundaria a múltiples causas, tanto benignas como malignas, entre los que destacaríamos, la hiperplasia benigna de próstata en el varón, o una simple infección urinaria o en ocasiones un tumor vesical.
  • Los STUI pueden ser de vaciado, de llenado o mixtos. Por STUI de llenado entendemos, aumento de la frecuencia miccional, urgencia con o sin incontinencia, y la nocturia. Es lógico que sean síntomas muy prevalentes ya que el 99% del tiempo nos encontramos en fase de llenado o almacenamiento, y tienen un impacto realmente alto y negativo en la calidad de vida de los pacientes, ya que obligan a depender de un lavabo cercano o por ejemplo alteran la calidad del sueño por levantarse a miccionar varias veces y en consecuencia al día siguiente no rinden por ejemplo a nivel laboral.
  • Su diagnóstico se realiza tras una buena anamnesis, exploración física dirigida y antecedentes patológicos de interés, así como el consumo de fármacos, así como de entrada un sedimento de orina a fin de descartar una infección urinaria. Es importante la realización de diferentes cuestionarios validados para cuantificar la severidad de la misma y la repercusión en la calidad de vida de él o la paciente, que deben ser cumplimentados por ellos. No sólo nos servirán en el diagnóstico, sino que también tendrán un papel importante en la evaluación de la respuesta al tratamiento que realicemos. De nuevo es sumamente importante explicar bien al paciente acerca de su cronicidad, y que el tratamiento estará encaminado en mejorar la sintomatología y mejorar la calidad de vida, evitando generar falsas expectativas de curación. Todo ello nos permitirá concienciar sobre la vejiga hiperactiva al paciente y mejorar la adherencia así como el tratamiento.
  • Entre las pruebas complementarias que podemos utilizar se encuentra la ecografía reno-vesical y prostática en el caso del varón. Se trata de una exploración sencilla, no invasiva y que nos puede aportar mucha información, ya que podemos diagnosticar de lesiones en la pared vesical, litiasis, la presencia de un residuo post miccional o en el caso del varón calcular el volumen prostático o el grosor de la pared vesical.
  • Existen diferentes opciones terapéuticas, la primera opción es el manejo conservador, cambiar hábitos dietéticos, restricción hídrica en casos de alto consumo de líquidos, evitar la obesidad, evitar el consumo de tabaco, recomendar micciones programadas o ejercicios de rehabilitación de la musculatura del suelo pélvico. Dentro de las opciones de tratamiento farmacológico disponemos de los conocidos anticolinérgicos o antimuscarínicos y de los fármacos beta-3 adrenérgicos. Ambos recomendados en primera opción por las guías clínicas de la Asociación Europea de Urología. Son fármacos con diferente mecanismo de acción y diferentes efectos posibles colaterales que se han de explicar a los pacientes. Son fármacos seguros y eficaces. El efecto secundario más indeseable de los antimuscarínicos es la sequedad de mucosas, y el estreñimiento, lo que conlleva una baja tasa de adherencia al mismo. Por ello el mirabegrón tiene la ventaja sobre ellos de no causar estos efectos secundarios, manteniendo la eficacia y seguridad del tratamiento y mejorando la adherencia y persistencia al mismo. Asimismo, es seguro en pacientes añosos, sin producir alteraciones en la esfera cognitiva, convirtiéndose en el fármaco de elección en este tipo de pacientes.
  • Una vez instaurado el tratamiento es importante el seguimiento, que debería ser realizado entre las 4 a 8 semanas posteriores a haberse instaurado. Así conoceremos la posible o no aparición de efectos secundarios, la repercusión en la disminución de la sintomatología o la discontinuación del mismo por el paciente por falta de respuesta.