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¿Debemos anticoagular/antiagregar a los pacientes con fibrilación auricular y enfermedad arterial periférica?



La enfermedad arterial periférica (EAP) es una enfermedad de elevada prevalencia, afecta a un 15-20% de los sujetos mayores de 70 años y es habitual la coexistencia con enfermedad vascular en otras localizaciones vasculares. Es necesario realizar un diagnóstico precoz para poder mejorar la calidad de vida del paciente y reducir el riesgo de otros eventos cardiovasculares, como el infarto agudo de miocardio o el ictus.

El tratamiento antiagregante de la enfermedad arterial periférica es fundamentalmente el ácido acetilsalicílico y debe emplearse en los pacientes con el fin de reducir la mortalidad cardiovascular. El clopidogrel es más potente que la aspirina en la reducción de los eventos cardiovasculares y, en el estudio CAPRIE, se demostró que el grupo en el que más eficaz era este medicamento en la reducción de los eventos secundarios mayores (ictus, infarto agudo de miocardio, muerte) fue el grupo de los pacientes con EAP.

Un elevado número de pacientes con fibrilación auricular (FA) suelen presentar EAP y tienen una asociación significativa con un aumento de 1,3-2,5 veces del riesgo de ictus. Debido a todo lo anterior, las guías recomiendan realizar cribado de fibrilación auricular en los pacientes con EAP e instaurar tratamiento anticoagulante oral (ACOD) en los pacientes con fibrilación auricular y enfermedad arterial periférica, si no existen contraindicaciones. Los pacientes con enfermedad vascular estable (definida como la ausencia de un nuevo evento vascular en los últimos 12 meses) deben recibir solo tratamiento con ACOD, porque no se ha demostrado que el uso concomitante de antiagregantes plaquetarios reduzca los ictus u otros eventos cardiovasculares y aumentan el riesgo de las hemorragias graves, como la hemorragia intracraneal (HIC).

También es importante recordar que, en los pacientes con enfermedad arterial periférica y fibrilación auricular, debe realizarse el tratamiento con un correcto control de la frecuencia y el ritmo cardiaco, y conviene saber que los betabloqueantes pueden exacerbar los síntomas de la enfermedad arterial periférica en algunos pacientes, para los que, como alternativa para el control de la frecuencia cardiaca, deben pautarse bloqueadores de los canales del calcio de (BCC) no dihidropirimidínicos (DHP).


Bibliografía y referencias: