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¿Qué debemos utilizar para el tratamiento de la dermatitis atópica?



La dermatitis atópica es una enfermedad de la infancia que debuta habitualmente en el primer año de vida (casi 90%) de los casos.

La alteración de la barrera cutánea parece ser el mecanismo patogénico más relevante. En concreto, aproximadamente el 50% de los pacientes con dermatitis atópica se estima que tienen mutaciones en el gen de la filagrina, una proteína fundamental en la formación de la barrera cutánea. El resto tiene alterada la barrera, pero posiblemente otras proteínas o proteasas sean las responsables.

La inflamación asimismo juega un papel fundamental, la inversión del cociente TH1/TH2 por elevación de estos últimos explica el proceso inflamatorio mantenido en el tiempo e incluso en piel no lesional.

Hay que considerar que estos dos mecanismos son caminos “de ida y vuelta”, es decir que una barrera permeable hace que irritantes, alérgenos, microorganismos, etc… sean capaces de llegar a dermis y provocar inflamación. La inflamación por su parte puede alterar de forma secundaria al barrera cutánea. Podemos afirmar por tanto que la alteración de la barrera cutánea y la inflamación son acontecimientos “necesarios” para que se produzca el cuadro clínico que define la dermatitis atópica.

En la presentación se han repasado los factores que pueden provocar o favorecer brotes de dermatitis atópica. Todo lo que altera aún más la barrera cutánea es un potencial triger, merece al pena detenerse en la exposición solar. El mensaje es que el sol, la radiación ultravioleta, y en particular la UVB, puede ejercer un efecto antiinflamatorio en la piel, sobre todo puede mejorar el picor y por lo tanto ayuda a controlar los brotes, sin embargo hay estudios que demuestran que el daño de la barrera en la dermatitis atópica hace a la piel mucho mas susceptible al daño solar, me refiero al daño acumulativo de la radiación UV y a sus efectos carcinogénicos a largo plazo. El mensaje es claro, sol si, pero con al protección adecuada.

El tratamiento de la dermatitis atópica es claro y sencillo en teoría. El manejo requiere destreza, sentido común y generosidad por parte del médico: merece la pena dedicar tiempo a explicar qué es un brote, cuando y cómo empezar a tratar (siempre hasta que ceda el brote), es decir EDUCAR, cambiar actitudes y aptitudes a través del conocimiento de la enfermedad (aconsejo consultar la guías de la academia americana de dermatología publicadas en 2014).

Es particularmente relevante que el pediatra domine la técnica de las curas húmedas, ahorrará tratamiento sistémico. Pero no olvidemos que es un tratamiento que debemos supervisar, las curas húmedas no pueden extenderse en el tiempo más de una semana, el riesgo de absorción sistémica es mayor que  en el caso de la administración convencional de los corticoidess a pesar de la dilución de los mismos.

Con respecto a los baños con lejía diluída: destacar que se trata de un tratamiento adyuvante y nunca debe considerarse como monoterapia ni, por supuesto, la pieza angular de nuestra terapia. El uso de antisépticos como la lejía se justifica por el sobrecrecimiento o sobrepoblación de S. aureus en la piel del paciente con dermatitis atópica y en concreto en áreas de brote, por tanto la corrección de la disbiosis existente puede ser otro apoyo para tener éxito en el tratamiento.

En este post no podemos olvidar que los corticoides siguen siendo la base de la terapia tópica, el principal enemigo de un mal control, de un tratamiento insuficiente es la corticofobia. Los corticoides de nueva generación son seguros y usados bajo supervisión del pediatra no deben dar problemas.

En principio los recomendamos en los brotes y hasta que estos se controlen, un abandono demasiado rápido puede conducir al rebote de la sintomatología y por tanto al fracaso.

Para terminar con la dermatitis atópica, debo insistir en repasar la parte de emolientes: ahorran corticoides y cuando se usan entre brotes y como mantenimiento aportan confort y ayudan al control de la enfermedad. Un buen emoliente es un magnífico aliado para el tratamiento de la dermatitis atópica.