Publicidad aap oviedo

La anticoagulación ante la pandemia de COVID-19



La extensión de la pandemia de COVID-19 causada por el virus SARS-CoV-2 nos ha hecho plantearnos qué pronóstico podrían tener nuestros pacientes crónicos. Aunque inicialmente, al tratarse de un virus respiratorio, se asumió por todos que los pacientes más sensibles serían los que presentasen patologías respiratorias de base, la realidad y los datos nos han indicado que los pacientes más sensibles son los cardiópatas y que una de las complicaciones más importantes son las tromboembólicas ya que estamos ante una enfermedad procoagulante. Paralelamente, este efecto podemos monitorizarlo con los niveles de dímero D y fibrinógeno.

Los pacientes con fibrilación auricular (FA) al tratarse en su mayoría de pacientes ancianos, con comorbilidades tan importantes como la cardiopatía isquémica y la insuficiencia cardíaca y la necesidad de ser anticoagulados un elevado porcentaje de ellos, nos pueden plantear dudas sobre el mantenimiento o retirada de alguno de sus tratamientos.

Aunque todavía necesitamos más datos para poder establecer unas recomendaciones sólidas en relación a la anticoagulación y los pacientes con fibrilación auricular, alguna información ha sido ya publicada y nos orienta, al menos, hacia la seguridad de determinadas prácticas.

Recientemente, varios hospitales de Nueva York han publicado sus datos de supervivencia y mortalidad en relación a los pacientes ingresados por COVID-19. En este sentido, se ha observado que los pacientes que previamente estaban anticoagulados, independientemente de la causa de esa anticoagulación, presentaban mejor evolución, menos complicaciones y mejor supervivencia, que los que no recibían anticoagulantes. Así mismo, se ha observado en múltiples series desde Wuhan a Nueva York, que los pacientes que requieren ingreso hospitalario presentan mejor evolución al recibir anticoagulación con heparinas de bajo peso molecular (HBPM).

En este sentido, sí merece una aclaración respecto a las estrategias en la anticoagulación. Los anticoagulantes orales presentan múltiples interacciones con los antirretrovirales y otros tratamientos utilizados para el tratamiento de la COVID-19, interacciones no observadas con las HBPM, por lo que sí podemos afirmar que en un paciente anticoagulado, en un estado de gravedad suficiente como para iniciar tratamiento con antirretrovirales, se debe modificar el tratamiento anticoagulante a HBPM.


Bibliografía y referencias:

  1. Nadkarni GN, Lala A, Bagiella E, Chang HL, Moreno P, Pujadas E, et al. Anticoagulation, Mortality, Bleeding and Pathology Among Patients Hospitalized with COVID-19: A Single Health System Study. J Am Coll Cardiol. 2020.
  2. Connors JM, Levy JH. COVID-19 and its implications for thrombosis and anticoagulation. Blood. 2020; 135 (23): 2033-40.
  3. Levi M, Thachil J, Iba T, Levy JH. Coagulation abnormalities and thrombosis in patients with COVID-19. Lancet Haematol. 2020; 7: e438-40.
  4. Miesbach W, Makris M. COVID-19: Coagulopathy, Risk of Thrombosis, and the Rationale for Anticoagulation. Clin Appl Thromb. 2020; 26: 107602962093814.
  5. Bikdeli B, Madhavan M V., Jimenez D, Chuich T, Dreyfus I, Driggin E, et al. COVID-19 and Thrombotic or Thromboembolic Disease: Implications for Prevention, Antithrombotic Therapy, and Follow-Up. J Am Coll Cardiol. 2020; 75: 2950-73.
  6. European Society of cardiology. ESC Guidance for the Diagnosis and Management of CV Disease during the COVID-19 Pandemic. 2020;1-115.
  7. Vivas D, Roldán V, Esteve-Pastor MA, Roldán I, Tello-Montoliu A, Ruiz-Nodar JM, et al. Recomendaciones sobre el tratamiento antitrombótico durante la pandemia COVID-19. Posicionamiento del Grupo de Trabajo de Trombosis Cardiovascular de la Sociedad Española de Cardiología. Rev Española Cardiol. 2020.