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¿La dieta mediterránea reduce el riesgo de ictus?


Dr. Esteban Jódar Gimeno | Endocrinología y Nutrición

Hospital Universitario Quirónsalud, Madrid


En cuanto al tipo de dieta hipocalórica recomendada a las personas con obesidad, no hay duda de que la dieta mediterránea es la mejor opción. No existe una definición única, pero una dieta mediterránea suele ser rica en frutas, verduras, cereales integrales, alubias, frutos secos y semillas. Incluye el aceite de oliva como fuente importante de grasas monoinsaturadas y permite un consumo de vino de bajo a moderado. Por lo general, incluye cantidades bajas a moderadas de pescado, aves de corral y productos lácteos, e incluye poca carne roja. Aunque la dieta mediterránea se asocia con varios beneficios para la salud, sigue siendo incierto si un solo componente de la dieta mediterránea se asocia con el beneficio protector o si el beneficio es el resultado de una agregación de efectos1.

En un metaanálisis de ensayos aleatorizados, incluido el gran ensayo PREDIMED, la dieta mediterránea redujo el riesgo de ictus en comparación con una dieta baja en grasas (cociente de riesgos [CRI] 0,60); pero no redujo la incidencia de mortalidad cardiovascular o general.

En un ensayo posterior realizado en España (CORDIOPREV) en el que participaron más de 1000 adultos con cardiopatía isquémica y que se llevó a cabo en 2022, la asignación aleatoria a una dieta mediterránea dio lugar a un menor número de episodios cardiovasculares graves (infarto de miocardio, revascularización, ictus isquémico, arteriopatía periférica, muerte cardiovascular) en comparación con una dieta baja en grasas a los siete años de seguimiento.

En un metanálisis en red de 40 ensayos que compararon siete patrones dietéticos entre 35.548 participantes con mayor riesgo de enfermedad cardiovascular (ECV), una dieta mediterránea (12 ensayos) dio lugar a un menor riesgo de varios resultados, incluida la mortalidad por todas las causas (odds ratio [OR] 0,72), mortalidad cardiovascular (OR: 0,55), ictus (OR: 0,65) e infarto de miocardio no mortal (OR: 0,48), además de diabetes y obesidad, en comparación con una intervención mínima1.

En estudios observacionales, la dieta mediterránea se ha asociado a una menor mortalidad general y cardiovascular, así como a una menor incidencia de la enfermedad de Parkinson, la enfermedad de Alzheimer y cánceres, incluidos los cánceres colorrectal, de próstata, digestivo, orofaríngeo y de mama1.

Recientemente se han puesto de manifiesto las dietas antiinflamatorias. En el trabajo que comentamos hoy, tras una búsqueda bibliográfica, se diseñó una guía dietética antiinflamatoria de 13 ítems basada en una dieta mediterránea sin carne roja, gluten ni leche de vaca (la AnMeD-S). Es un estudio piloto para evaluar la eficacia de esta dieta antiinflamatoria en pacientes con dolor crónico. A continuación, se aplicó una puntuación de consumo para evaluar la adherencia de los pacientes a la dieta propuesta. Se realizó un seguimiento de 45 pacientes con parálisis cerebral durante 4 meses. Se midieron variables relacionadas con la calidad de vida mediante cuestionarios validados y se registraron medidas antropométricas antes y después de que los participantes siguieran la dieta antiinflamatoria.

Los investigadores encontraron una correlación entre el aumento del consumo de alimentos antinflamatorios y la mejora de las características físicas, el estrés y el dolor en los pacientes evaluados. Además, la disminución del consumo de alimentos proinflamatorios se correlacionó positivamente con la satisfacción del sueño. El seguimiento de la AnMeD-S se asoció con una mejora de las características físicas y de la calidad de vida en los pacientes con dolor crónico.

Este patrón dietético basado en la dieta mediterránea pero exenta de gluten y proteína de vaca y carnes rojas podría proporcionar alivio de la dolor crónico y mejorar los síntomas de estrés y depresión, así como reducir las alteraciones del sueño.


Bibliografía y referencias: